Suso de Toro deja de escribir y regresa a la docencia, a la que se dedicó hace más de veinte años. El literato compostelano anunció su decisión a las puertas de una fecha tan especial como el Día de Libro. Su página web (susodetoro.blogaliza.org) fue su primer altavoz: "Hace dieciséis años que soy escritor profesional, trabajador autónomo, y dejaré de serlo en los próximos meses. Fui escritor de oficio en lengua gallega y viviendo en mi ciudad, Santiago, no estuvo nada mal, ahora volveré a ocupar una plaza de profesor en un instituto (el mismo donde tuve mi primera plaza hace veintitantos años, un curioso viaje en el tiempo hacia atrás)", escribía el jueves.

Ayer, mientras firmaba en Sant Jordi ejemplares de su última novela, "Siete palabras", a sus numerosos lectores, corroboraba sus palabras. "Llevo un año dándole vueltas y este último libro es un resumen de todo mi mundo literario; siento que ya he echado fuera todo lo que tenía", asegura. Con un cierto deje de desilusión, De Toro añade que "el sentido que tenía escribir cuando empecé ya no es el mismo. La idea del escritor que aspira a la posteridad y el reconocimiento tiene sus límites y ya los he visto".

El autor compostelano añade que a esta decisión se unen "la fatiga y la edad", que hacen que cada vez le cuesten más los viajes y las promociones. "No me quejo, estoy contento, pero veo que la crisis económica y los avances tecnológicos cambian el mundo de la cultura; hoy ya sólo hay espacio para los bestseller", opina, al tiempo que confiesa su sensación de sentirse "un tío raro". "En Galicia se extrañan porque no trabajo en el tema de la identidad colectiva, sino que hago historias personales. Soy muy crítico y no acabo de ser querido. Y en España soy un autor que vive en Compostela y al final me toca estar en el desván o en la bodega del barco".

Incluso la nueva novela que ya estaba preparando y en la que recuperaba al personaje de Manuel, protagonista de "Calzados Lola", queda aplazada sin fecha. "Este cambio necesita que sea humilde, que empiece desde cero, aprendiendo de nuevo", reflexiona.

Sus colegas escritores no le creen ni quieren hacerlo y achacan sus palabras a "una crisis temporal". Pero el novelista compostelano no parece dejar muchas puertas abiertas. "Estoy muy harto", zanja.

El tiempo dirá si el escritor que lleva dentro gana la batalla.