"En estos momentos la sociedad gallega tiene una necesidad ineludible de llegar a un amplio acuerdo para que su territorio, que da vida, quede salvado y siga amparándonos por muchos años". Así se expresó ayer el decano del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia, Celestino García Braña, durante el acto de entrega de la XIII edición de premios a proyectos arquitectónicos que organiza esta institución, para apelar a la voluntad de los partidos para que lleguen a un acuerdo sobre el territorio.

Él mismo reconoció que estaba aprovechando la presencia de cuatro personalidades de la vida política gallega que, además, en tres de los casos –con excepción de Mar García, representante del Concello de Santiago–, no sólo ostentan cargos públicos, sino que cuentan con formación arquitectónica: la presidenta del Parlamento de Galicia, Pilar Rojo; la secretaria xeral de Ordenación do Territorio e Urbanismo, Encarnación Rivas, y el director xeral de Patrimonio, José Manuel Rey Pichel.

Tanto Encarnación Rivas como Pilar Rojo recogieron el testigo de García Braña en sus intervenciones. La primera subrayó que es necesario que "el territorio lo construyamos entre todos, porque no hay otra forma de hacerlo". "El territorio no lo ordenamos sólo con leyes. Lo hacemos lo mejor que podemos y pactamos todo aquello que es posible pactar", insistió, para recordar a los arquitectos que "sin" sus obras", "no hay ordenación del territorio que valga". "Pedimos un esfuerzo personal. Que seáis conscientes de que un edificio no es una maqueta en medio de la nada para sacarle fotos, sino una pieza de un entorno, como un puzzle".

Por su parte, Pilar Rojo recordó que en el Parlamento se "debate, se discute, se intenta mejorar proyectos legislativos que llegan allí". "Hay diputados arquitectos y me siento más tranquila si son ellos los que defenden temas que tienen que ver con la profesión, pero no por corporativismo, sino por conocimiento", dijo, y animó a estos profesionales: "Si hay representantes de los arquitectos" en la política "sería más fácil pactar" y "habría más respeto por el tema que tanto nos preocupa, que es el territorio".

En su discurso, García también tuvo palabras para los galardonados, resaltando que se aprecia un mayor grado de madurez en el trabajo que en ediciones anteriores y la emergencia de nuevos protagonistas. No obstante, recordó a sus compañeros que "el valor de un edificio no puede derivar de las rentabilidades, sea económicas, de imagen de poder o de notoriedad". Por el contrario, y recogiendo dos palabras de moda, "sobriedad" y "austeridad", indicó que deben ser estos los criterios que "fundamenten la arquitectura". Ambos conceptos no deben identificarse con lo más "económico", sino con la "idoneidad".

A juicio de García, para no olvidar "lo que la arquitectura significa", es necesario "articular políticas públicas y privadas que actúen en la dirección de su reconocimiento, capaces de impulsar su valor social". En ese sentido, reconoció que uno de los objetivos de los galardones entregados ayer –en los que se repartieron 16 premios, áccesits o menciones– es "divulgar los valores de la arquitectura en un sentido ético y comprometido con el oficio entre la sociedad".