Un día la llamaron “Compostela de Compostela” y el título le gustó. Tiene su explicación: Mercedes Pintos ha hecho de la ciudad su objeto de estudio y de fabulación. En “Pedras de Compostela” (Xerais, 2009) se convierte en Aldonza de Praterías, el nombre que Pintos ha dado a la figura de la Adúltera que adorna el pórtico de la catedral en esa fachada. Aldonza, que tiene una calavera entre las manos -por haber sido mala- lleva nueve siglos atenta a cuanto pasa por allí y cuenta las historias que acontecieron.

-“Mujeres malas de la catedral”, ¿allí hay mujeres malas?

-¡Uf, tiene una colección...! La catedral, aunque la empezó Diego Peláez, es realmente obra de Xelmírez, que era partidario de la reforma gregoriana del siglo XII, una de cuyas pretensiones era educar con imágenes para que los iletrados pudiesen leer. Desde tiempos de la patrística, la mujer fue siempre la que promovió todos los males del mundo, la que tentaba al hombre y lo llevaba por el camino de la perdición. Esto se refleja muy bien tanto en la portada como en capiteles y distintas partes de la catedral. La mujer lujuriosa aparece en forma de Sirena o como la Vulva, con las piernas abiertas mostrando la boca del infierno, o como la figura de Eva amamantando a Caín. Y está también el castigo a la lujuria, representada por imágenes como la de la Adúltera, que yo llamo Aldonza, o como la mujer atacada por las serpientes que le exprimen los pechos. Hay muchas por toda la catedral y son imágenes casi desconocidas.

-Mucha misoginia.

-Era tremendo. Odón, el abad de Cluny, decía cosas como estas: “Si los hombres viesen lo que hay bajo la piel de las mujeres les daría náuseas. Y si no podemos tocar con la punta de los dedos un esputo o el estiércol, ¿cómo vamos a desear abrazar ese saco de excrementos?”. La mujer era un mal necesario, tentación natural o peligro doméstico, decía Juan Crisóstomo.

-Y en ese panorama escogió a su Aldonza.

-Así como en la portada de Platerías están las tentaciones de Cristo, en las que vence al pecado, a su lado está ella, la Adúltera de la que habla el “Códice Calixtino”. Fue sorprendida in fraganti por su marido, que le cortó la cabeza al amante y le obligó a besarla dos veces al día, por eso lleva la calavera en las manos. Y por eso está en la portada de Platerías, para aleccionar de lo que no puede hacerse. Es una imagen maravillosa, que pasa inadvertida pese a llevar toda la vida sentada en la puerta de la catedral viendo pasar el mundo. O sea que sabe la vida y milagros de todos. Lleva ahí desde 1105.

-¿Qué historias le contó?

-Las cosas que ella vio a lo largo de la historia de Compostela. Por ejemplo, que antes, en la plaza de las Platerías, había cadenas y que era un recinto sagrado donde los perseguidos por la justicia acudían y quedaban liberados de toda persecución; habla de los estudiantes, de las prostitutas, de cuando hubo un incendio en la plaza... Habla incluso de una visita de los Reyes un 25 de julio para hacer la ofrenda al Apóstol, lo que le da pie a recordar otros esponsales regios. Y habla de cuando llegó la luz a Santiago, de cómo cambiaron las cosas y hasta del frío que pasa. Su memoria va por el calendario y tiene muy buena cabeza. Un día que está aburrida habla de su amistad con la matrona que corona la fuente de los caballos de Platerías, vecina suya desde hace tres siglos.

-¿A qué fuentes ha acudido para documentarse?

-La ventaja de Compostela es que siempre estuvo muy bien documentada desde los tiempos de Xelmírez, que parece el antecedente de Fraga. Cuando era obispo encargó a tres canónigos que escribieran su vida y loaran sus actos. El resultado está en “Historia Compostelana”, un libro apasionante en el que se cuenta cómo se fue creando la ciudad de Santiago; a parte de que es un auténtico libro de aventuras, porque Xelmírez estuvo toda su vida peleándose con doña Urraca. El “Códice Calixtino” citado, los once tomos que López Ferreiro dedicó a la catedral, Filgueira Valverde... Y aprovecho para subrayar que hecho en falta una reedición de un libro imprescindible, “El Camino de Santiago” de Walter Starkie, el peregrino más importante del siglo XX, y que es mi padrino.

-¿Qué dice Aldonza del Pórtico de la Gloria?

-Una cosa que odiaba era que vinieran esas hordas a meter las manos y destrozar el parteluz, sin siquiera prestar atención al pórtico. Metían los dedos, la mano, el brazo, el zapato y lo que pillasen en los agujeros que fueron concebidos para dar luz y airear la cripta. Y este año, afortunadamente, no pueden tocarlo porque están los andamios, ni darse con el santo de los Croques.

-¿Le gusta el Xacobeo?

-Siempre hubo miles de peregrinos. Hubo una época en la que se vendían las conchas y cada peregrino llevaba una como testimonio de su peregrinaje. Venían tantos caminantes que la catedral llegó a establecer un máximo de cien tiendas para vender conchas. Y ahora parece que el Xacobeo es un invento de Fraga. Si hasta había muertes en la catedral, por acercarse lo más posible al santo para obtener mayores favores y tenían que estar consagrándola cada dos por tres.