El portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE), el obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino, calificó ayer de “práctica eugenésica” la selección genética de embriones, aunque el fin que persiga sea el de evitar una enfermedad hereditaria.

Camino utilizó este término relacionado con los abusos nazis -que incluyeron la “higiene racial” y la exterminación- al responder a una pregunta sobre la autorización el pasado martes del Ministerio de Sanidad, por primera vez, del uso de técnicas de selección genética de embriones para evitar la aparición de cánceres, en el caso de dos parejas con antecedentes familiares de cáncer de mama, en un caso, y de tiroides, en otro.

La Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida aprobó la aplicación del diagnóstico genético preimplantacional a estos dos casos, los primeros de cáncer, y a otros ocho de enfermedades genéticas graves, dos distrofias musculares y seis de mal de Huntington. Los expertos que asesoran al Ministerio de Sanidad dieron el visto bueno asimismo a dos nuevos casos de ‘bebés medicamentos’ similares al de Javier, el pequeño de seis meses concebido y seleccionado genéticamente para curar con células de su cordón umbilical a su hermano Andrés, de siete años, aquejado de una anemia severa congénita.

Para el portavoz de la CEE, que compareció al término de la reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española para informar de las cuestiones debatidas por los obispos, “estas noticias que parecen novedades, desde el punto de vista del juicio ético no son tal novedad”.

Martínez Camino dijo que “nadie podrá dudar de la compasión y de la cercanía de la Iglesia a las personas que sufren y a los enfermos”. Pero precisamente por ello, agregó, es necesario ver “lo que hay en torno a esa técnica de selección embrionaria, cuando se dice que con ella se pueden curar enfermedades hereditarias, lo que no es verdad, porque lo que se hace -afirmó- es eliminar los enfermos y se dejan vivos los embriones sanos”.

“Son técnicas eugenésicas, y eso no es curar; se deja nacer a los sanos y se elimina a los enfermos... No se puede hacer el bien a costa de hacer el mal radical que es matar. No es bueno para nadie”, recalcó.

Martínez Camino dijo también que por “su amor a los enfermos la Iglesia católica no puede estar de acuerdo con estas técnicas, precisamente por compasión y por estar con ellos”. Y esta postura, concluyó, no es sólo de la Iglesia sino que la comparten muchos otros colectivos y científicos que se oponen a esta técnica, y a calificarla de progreso”.

Por último, anunció que los obispos promoverán que las instituciones católicas ayuden a los afectados por la crisis económica. Por lo que compete a la Iglesia, dijo, la solución pasa “por el fortalecimiento de la conciencia moral”. Por ello, advirtió de que si no se fortalece “se saldrá de una crisis, pero se entrará en otra”.