El alcohol y la cocaína son las drogas que más “ayudan” a los jóvenes españoles a tener sexo los fines de semana. Un estudio realizado en cuatro ciudades españolas, entre las que se encuentra Vigo, ha analizado las preferencias de los jóvenes para tener encuentros sexuales en estos contextos recreativos, especialmente el “botellón”, así como su percepción de los riesgos que es “casi nula”, según explica el profesor Elisardo Becoña, coordinador del estudio en Galicia.

Becoña y su equipo realizaron para este ensayo -publicado en la revista “Adicciones”- 120 entrevistas en profundidad a jóvenes vigueses de entre 15 y 20 años en situación de riesgo, es decir, que consumen drogas y se embriagan en un contexto de fiesta más de tres veces al mes. Los expertos han detectado que los jóvenes establecen una relación “estrecha y evidente” entre el consumo de alcohol, cocaína, éxtasis y cannabis y el aumento de la excitación sexual, la prolongación de la relación y la elevación al máximo de las sensaciones.

Los entrevistados -que junto con los gallegos proceden de Madrid, Valencia y Palma- valoran las distintas drogas como “buenas” o “malas” en función de si logran el objetivo de mejorar sus relaciones sexuales. En esta escala, el alcohol se lleva el primer puesto: no solo es la droga más consumida, sino también la que interviene más habitualmente en la sexualidad. Es la sustancia más valorada, excepto a la hora de prolongar la relación, aspecto en el que la cocaína se lleva la palma. El alcohol es la sustancia más utilizada también para iniciar las relaciones, para los primeros contactos. “Llama la atención que las mujeres entrevistadas hacen mucho más uso del alcohol que los hombres para gestionar su sexualidad”, dicen los investigadores. Los varones, por su parte, entienden que el que una chica esté embriagada es una ventaja para conseguir tener relaciones con ella.

El cannabis crea opiniones contrapuestas entre los jóvenes del estudio. Pocos lo valoran como aliado sexual, pero los que sí lo hacen argumentan que aumenta la excitación y ayuda a estar “más sensible y receptivo”.

La cocaína tiene una larga historia como droga con supuestas ventajas para la actividad sexual, por ejemplo, por su supuesto efecto afrodisíaco. Hay quienes creen que ayuda a retrasar el orgasmo y prolongar la actividad sexual. En este estudio, la cocaína es valorada en segundo lugar, por detrás del alcohol y, en cierto modo, como complemento de éste. Una cuarta parte de los entrevistados considera que favorece el acceso a prácticas sexuales más atrevidas y que aumenta la excitación y las sensaciones. “De hecho, varios han especificado lo excitante que es lamer la cocaína directamente del glande”, describen los investigadores.

El éxtasis, en contra de lo esperado, es la sustancia menos valorada como estimulante en la sexualidad, a pesar de que ha sido etiquetada como a “droga del amor”.

Los jóvenes se sienten cómodos al hablar del tema y casi todos piensan que el consumo de drogas facilita o interfiere positivamente en la actividad sexual.

Los datos obtenidos en esta investigación corroboran científicamente, tal y como Becoña destaca, “un hecho que socialmente se conoce”. El objetivo de los expertos es conseguir que se mejoren las campañas preventivas y un mayor esfuerzo en el ámbito educativo. “Las campañas deberían tener en cuenta cómo este tipo de sexualidad promovida desde los ambientes nocturnos, rápida y estrictamente ligada a su función de dar placer, puede promover el uso de sustancias”, concluye Becoña.

Estas relaciones de sexo rápido sin vínculos emocionales suelen ir asociadas a prácticas de riesgo que se traducen en embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

Elisardo Becoña ha realizado un segundo estudio centrado específicamente en la influencia de la embriaguez y la decisión de los jóvenes de aceptar o no una relación sexual. Los resultados del estudio -esta vez realizado en Galicia con jóvenes de Santiago, y también con otros de Baleares y Valencia-, indican que un 63’3% reconocen que bajo los efectos del alcohol u otras drogas no ha tomado medidas de control en sus relaciones sexuales, siendo más las mujeres que no toman medidas.

Al contrario de lo esperado, son los hombres los que más rechazan mantener relaciones sexuales por estar demasiado bebidos, 21% de los varones respecto a un 10,4% de mujeres.