Cualquier conductor que sea sorprendido en las carreteras brasileñas con cualquier tasa de alcohol que supere los 0,0 gramos tendrá que pagar una multa de 955 reales (unos 595 dólares), correspondiente a una "infracción gravísima", que también acarreará la pérdida del permiso de conducir por un año.

La anterior tasa de alcoholemia permitida en Brasil era de 0,6 gramos por litro de sangre.

A partir de ahora, será obligatorio someterse a la prueba del alcoholímetro, que antes era optativa.

La nueva ley también prohibió la venta de bebidas alcohólicas en establecimientos situados junto a las carreteras bajo administración del Gobierno federal, con excepción de los tramos urbanos.

Los establecimientos que violen la prohibición tendrán que someterse al pago de multas de 1.500 reales (unos 935 dólares).

Cuando esta ley fue anunciada, el pasado enero, se preveía la prohibición de venta de bebidas alcohólicas también en el espacio urbano, pero la férrea oposición de los empresarios del sector llevó a que el Gobierno aceptase suavizar la medida.

Según estudios elaborados por el Ministerio de Justicia durante los últimos cuatro años, cerca del 80 por ciento de las víctimas mortales en accidentes de tráfico presentó restos de alcohol en sangre.