Han aguantado años, pero la situación ya es insostenible. Una nueva avería de la traída del agua construida por Adif ha puesto en pie de guerra a los vecinos del lugar de San Amaro, en Barro, contra la empresa ferroviaria.

No es para menos. 13 viviendas de esta parroquia de Portela llevan semanas desabastecidos. El problema está en el que a principios de mayo, la bomba del depósito del que captan agua se quemó. Entonces, comenzaron los trámites para solucionar cuanto antes el imprevisto. Pero Adif no ha actuado hasta ahora. El viernes los técnicos sustituyeron la bomba inutilizada. Ayer por la tarde se instaló una provisional y en los próximos días se espera que llegue desde Italia la definitiva.

Mientras, en todas estas semanas, las viviendas han ido perdiendo la traída. Los problemas comenzaron en las casas más altas, como la de Montse Ribadulla, que lleva sin agua desde el 3 de mayo. "Subsistimos gracias a ir puerta a puerta pidiendo abastecimiento a los vecinos no afectados", destacaba ayer durante la concentración programada ante la estación de bombeo y a la que acudieron el alcalde, Xosé Manuel Fernández Abraldes, y el teniente, José Sanmartín.

Los vecinos explican que desde las obras del túnel del Eixo Atlántico del AVE, los problemas han sido constantes. "Es difícil recontar el número de incidencias en todos estos años", protestan. Con motivo del proyecto, la ferroviaria secó sus pozos particulares y como solución temporal construyó los depósitos y el bombeo. Todo a la espera de poder perforar y dotar de nuevos pozos a los vecinos una vez el túnel estuviese rematado.

Innumerables averías

Esta rotura de la bomba, que ya falló hace solo dos años, es solo una más avería más. Pero quieren que sea la última: "Yo pido que nos den una solución. Como si tenemos que ir a León o a Madrid o que vengan representantes de Adif así. Queremos reunirnos con ellos y que nos escuchen. Lo que no podemos es estar todos los días así, esperando qué avería va a haber y si no es muy cara. Porque si es muy cara tenemos que volvernos locos para que nos la arreglen".

De este modo, los vecinos buscan una solución por parte de las administraciones para acabar finalmente con un problema que no ha traído más que quebraderos de cabeza para el pequeño lugar de Barro. "Para ellos no somos nadie. Piensan que nos vamos a cansar. Pero no es así", finaliza Ribadulla.