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Los concellos asumen en solitario el coste de la batalla contra el picudo de las palmeras

La inacción por parte de los propietarios particulares y la ausencia de medidas coordinadas dispara una plaga que en Canarias se erradicó tras una inversión de 9 millones de euros

Aspecto de una palmera afectada por el picudo en el jardín del Sánchez Cantón, muy cerca del parque de Las Palmeras. // Rafa Vázquez

El final del buen tiempo y la llegada a principios de diciembre de los primeros temporales ha dejado al descubierto el mal estado de numerosas palmeras fallecidas a causa de la plaga del picudo rojo. Los fuertes vientos han provocado la caída de muchas de sus palmas y han dejado al descubierto como una inmensa mayoría de estos árboles han sucumbido ante la voracidad de este insecto.

Mientras el picudo hiberna y paraliza momentáneamente su imparable colonización de Galicia, al menos de todo su litoral, son los ayuntamientos los únicos que están intentando plantar alguna batalla al avance de esta plaga que amenaza con dejar la provincia de Pontevedra sin una palmera en pie. Y las previsiones no son nada halagüeñas, tal y como explican desde los propios ayuntamientos, que por el momento están desarrollando una táctica de defensa de aquellos ejemplares o conjuntos de palmeras de titularidad municipal más emblemáticos. Ocurre por ejemplo en la capital, Pontevedra, en donde el Concello reserva en el presupuesto una partida anual de 25.000 euros expresamente destinada a combatir el picudo en sus principales palmerales. Una cantidad que posiblemente sea mayor debido a trabajos extras y material relacionado con la lucha contra esta plaga, según explican fuentes municipales.

Aunque se están tratando diferentes palmeras, los esfuerzos se centran en proteger el conjunto del parque de Las Palmeras y la situación, por el momento, está "bajo control", según indican desde el ayuntamiento. Sanxenxo también destina importantes partidas de su presupuesto (este año ya anunció medidas por valor de 20.000 euros) a proteger las cerca de 70 palmeras de titularidad municipal y en Poio el gasto se eleva a los 12.000, o son 10.000 en Caldas. En Marín también se está protegiendo a las palmeras de las que es propietario el Concello, después de que hayan tenido ya que talar un buen número en puntos como la avenida de Ourense.

En Poio, el alcalde, Luciano Sobral reconoce que el Concello poco más puede hacer que intentar proteger sus propios árboles, con especial esfuerzo en lugares como el parque de A Seca, aunque explica que la labor es bastante complicada precisamente porque estas medidas de los ayuntamientos no van acompañadas de actuaciones por parte de los propietarios particulares para proteger sus palmeras o para retirarlas en el caso de que acaben devoradas por el picudo.

De igual forma es expresa el alcalde de Caldas, Juan Manuel Rey, quien reconoce que la estrategia del Concello contra el picudo se está centrando en intentar salvar ejemplares de entornos como el parque de la plaza del Peregrino, Padres Pasionistas o la plaza de Las Palmeras, en donde incluso se utilizaron drones para controlar al insecto. Rey, que recibe asesoramiento de la Estación Fitopatológica de Areeiro, de la Diputación, insiste también en que solo con la actuación de los Concellos no va a ser posible erradicar la plaga. "Es más, soy bastante pesimista con respecto a los ejemplares que nosotros estamos intentando conservar", explicaba el alcalde caldense estos días. Llega a este convencimiento ante la falta de una actuación coordinada para intentar frenar a este insecto y también ante la inacción del resto de propietarios particulares. Los concellos, por sí mismos, tampoco tienen competencias para emprender esta lucha. Ni competencias, ni tampoco medios. En Canarias erradicar esta plaga le costó a la administración autonómica la friolera de 9 millones de euros.

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