La noticia de la detención de José Luis García Martínez como presunto autor de las tres violaciones cayó como una auténtica bomba entre familiares y conocidos. Palabras como sorpresa, incredulidad y estupefacción ilustran a la perfección el estado de sus allegados. Algunas personas que lo conocen desde la infancia hablan de una "persona tímida, que siempre pasaba desapercibida y que nunca se metía en bullas; todo lo contrario que su hermano".

Precisamente su hermano Suso y su madre esperaban ayer a las puertas de los juzgados de Marín, desesperados porque no tenían información y no habían podido hablar en ningún momento con él. "Enterámonos de todo isto hoxe as dúas e media da tarde. É imposible que el fixera iso. É incapaz de darlle un moquetazo [golpe] a nadie. Non nos cremos nada", afirmaban. La madre hacía referencia a supuestos problemas conyugales y a presuntos intentos de suicidio. "Por non ter problemas nin sequera viña a nosa casa a visitar a súa irmá, que ten unha discapacidade. Unha vez empotrou o coche contra un muro e outra vez cortouse as venas", aseguraba.

El hermano del acusado ponía incluso su propio ejemplo como desconfianza hacia las acusaciones que se le imputan a José Luis. En 2014 Jesús fue detenido en el Corredor do Morrazo por presuntamente dejar que su hijo menor de edad llevase su coche ya que él estaba ebrio. La Audiencia de Pontevedra acabó dictando su absolución porque consideraba que no había pruebas suficientes para concluir que el hombre tuviera "dominio funcional" sobre lo que estaba ocurriendo debido al "elevado índice de alcohol" que había consumido. "Ao final absolvéronme. Por iso non nos fiamos de nada", insistían ayer delante del juzgado.

El hombre rabajó durante mucho tiempo en Bueu en el sector de la construcción, aunque hace unos cuatro años dejó la empresa de la que era socio y se trasladó a Marín con su familia. En la actualidad trabajaba en una depuradora de la zona entre Arousa y el Barbanza. "Yo lo recuerdo como una persona como apocada, que no levantaba la voz para nada. Era muy trabajador y no se metía en problemas, pero le faltaba como espabilación y hasta cuando me enteré de que se había casado me sorprendió", contaba ayer una persona de Beluso bajo la condición de mantener su anonimato.

Lo mismo opinaban otras personas que a lo largo de los años trabajaron con el acusado. "Si de lo que le acusan es verdad casi diría que estamos ante un caso de doble personalidad, no tiene otra explicación posible", aseguran las fuentes consultadas. "Todo esto que está saliendo es muy sorprendente. Era una persona normal, que la veías pasear por el pueblo con su mujer y con su hija. Cuando te dicen que lo acusan de algo así resulta difícil darle crédito", sentencian.