Además de colaborar a esparcir la paja, en los días previos Carlos Couselo trabajó para distribuir los fardos, con su propio tractor, por las zonas de trabajo. Explica que fueron 12 los tractores cedidos por los propios vecinos para esta tarea, quitando tiempo a sus ocupaciones y familias. "El terreno quemado es un paisaje lunar, esto va a ser un desastre si llegan las lluvias, un caos absoluto".