Vecinos de Vilaboa denuncian que algunos miembros de la directiva de la comunidad de montes se están valiendo de su condición para hacer cortes de madera en tramos de parcelas particulares que limitan con el monte comunal, en los popularmente conocidos como "alargos" de los que se lucran particularmente las personas que están haciendo dichas talas.

Los beneficios de estos cortes de árboles no recaen ni el propietario de estas parcelas de monte -que en ocasiones no sabe ni que son suyas- ni la comunidad de montes, dado que estos terrenos no pertenecen al monte comunal. Solo se lucran de esta actividad los directivos de la comunidad de montes que con la ayuda de técnicos realizan estas talas para vender de forma directa una madera que no les pertenece, según expresan los afectados.

Así lo denuncian vecinos y comuneros de Vilaboa, que aseguran que se están realizando estas talas desde hace unos siete meses, en una superficie que no pueden cuantificar dado que se trata de pequeñas tomadas situadas en lindes del monte comunal que es muy difícil de medir.

En todo caso "están robando a sus propietarios", según aseguran los denunciantes. Apuntan que los afectados pueden ser más de una veintena, solo en el municipio de Vilaboa.

Asamblea

Los comuneros de Vilaboa debatirán las actuaciones realizadas y a emprender en ámbitos como el lago de Castiñeiras, en la asamblea anual que está convocada para hoy, a las 11.00 horas, en el colegio de O Toural. El presidente de la comunidad, José Luis López, expondrá el trabajo hecho en el lago, en espacios como las mámoas de San Martiño y O Rei, que se limpiaron, acondicionaron y señalizaron con una inversión asumida por la propia comunidad de montes, una vez que el proyecto de la Fundación Lagoa de Castiñeiras no acaba de consolidarse.

Vilaboa, además, ha derribado una construcción de hormigón en este ámbito natural, con una inversión de 8.000 euros, además de varias limpiezas, rareos y repoblaciones, que serán expuestos a los comuneros.

En esta asamblea se dará cuenta también de la renovación del censo de comuneros, que de unos 300 ha bajado a un total de 166, una vez que se ha actualizado el padrón dando de baja a aquellos que no han respondido a los requerimientos de la comunidad.