La conselleira do Mar, Rosa Quintana, aseguró ayer que la condición de toxicidad por biotoxinas es "un proceso natural" ante el cual la Xunta no puede hacer nada, "solo garantizar que el Instituto para o Control do Medio Mariño trabaje con celeridad para detectar la presencia de este tipo de algas y cerrar los polígonos antes de que el producto pueda llegar al consumidor".

Quintana recalcó que se trata de una situación ajena a cualquier problema de contaminación y la achacó a un cambio en las épocas en las que se manifiesta la toxicidad: "El tiempo es el que está siendo, y hay procesos en los que en épocas en las que tradicionalmente no se daba la presencia de toxinas, últimamente se está detectando que sí".

En este sentido, negó que se haya incrementado la toxicidad y que en los últimos años, el de mayores índices había sido el 2013, "cuando estuvieron todos los polígonos de mejillón cerrados durante mucho tiempo, casi un año". "Los procesos que se han detectado desde entonces son normales".

Zona C y punto cocheras

Las cofradías reconocieron que aunque las toxinas "son algo natural", se trata de índices muy elevados. "En la zona C es por coliforme, por mal saneamiento", subrayó Carmen Vázquez Nores, de la Cofradía de Lourizán.

En este sentido, pidió la apertura parcial o definitiva. "Si hay que estar seis meses cerrados, lo estamos, pero que después se pueda abrir ese polígono".

Así, indicó que el "punto cocheras", al que no llega la depuradora, es el más conflictivo. "Ahí se metió una barrera para retener el bombeo. El año pasado ayudó que no llovió. Se está estudiando cuáles pueden ser las incidencias. Nosotros esperamos que mejore", explicó la patrona mayor de Lourizán.