Cuando hace tres años y tres meses aterrizó en Pontevedra para asumir la jefatura de la Brilat, el genral Luis Cebrián Carbonell reconoce que lo hizo "quizá con una imagen poco ajustada" a la realidad de lo que era la relación entre la ciudad y la Brigada debido al conflicto que en los últimos años había surgido entre Defensa y los comuneros por el uso del monte y la actividad de los militares y sus maniobras.

Zanjado este conflicto en el ámbito contencioso por sus antecesores, como él mismo reconoce; a Cebrián le tocó, como explicó ayer en su despedida ante la prensa local, "retomar la ciudad, pero no en el término militar de la palabra, sino en el sentimental". Y lo que se encontró fue una "Pontevedra más que dispuesta e incluso queriendo recibir a la Brilat de forma más abierta una vez concluido el conflicto". Tanto es así, que, a día de hoy considera que "las relaciones entre la ciudad y la Brilat son francamente buentas". Cebrián Carbonell afirmó que, durante estos tres años y pese a esa etapa anterior de cierto conflicto con los comuneros, "nunca percibí especial tensión entre la ciudad y la Brilat" ni tampoco sensación de "hostilidad".

Más al contrario, considera que "el colofón" a esta normalización de las relaciones afectivas entre Pontevedra y la Brigada se produjo con el acto central del 50 Aniversario de la Brilat en septiembre, con un desfile por el centro urbano para compartir la efeméride a toda la ciudadanía, en lugar de realizar un acto cerrado en la propia base. El ya General de División considera que la respuesta de la ciudadanía hacia la Brilat "no pudo ser mayor", incluso asegurando que en desfiles como el del 12 de octubre en Madrid "no noté tanto calor como el recibido en Pontevedra" aquel día. Se va, además, convertido en un "fanático" de Pontevedra y sus calles, ciudad a la que piensa volver con asiduidad. "Es una ciudad que te cautiva" dijo "y yo no sé si seré reconocido como pontevedrés de toda la vida pero yo ya me siento así".