Hicieron un trabajo vital para entender lo que es Poio a día de hoy gracias a la recuperación de su pasado. Y lo hicieron por iniciativa propia. Por amor a la historia. Ambos eran profesores en el colegio de Lourido y un buen día decidieron ponerse a investigar los restos arqueológicos y la cultura popular del municipio.

De este modo, a principios de los años 80 y tras un proceso de investigación en el Museo de Pontevedra, los dos profesores en el Colegio de Lourido cogieron a sus hijos de tres y seis años y cada fin de semana de otoño y primavera se dedicaron a buscar restos históricos en cada rincón. "A los niños había que motivarlos porque eran muy pequeños. Jugábamos a ser exploradores. Ellos empezaban en la cuarta categoría y tenían que ascender. Y les encantaba", explica Carmen Montero.

La madre fue una figura fundamental para la posterior labor divilgativa de Buenaventura, que la coloca en su misma escala de importancia: "El dicho, algo machista ahora, dice que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Pero en mi caso, la mujer no estaba detrás, sino a mi lado". Carmen recuerda que la familia "formaba un gran equipo porque el padre supo vender bien la vaca a sus hijos". "Fue una experiencia exitosa y agradable, pero también dura y arriesgada. Hubo accidentes menores y también momentos de mucha diversión. Siempre había un balón de por medio, así que por momentos nos convertíamos en un equipo de fútbol y en otros, de exploradores", recalca Montero.

Los progenitores recuerdan que el pequeño preguntaba si cada piedra en el camino que encontrava era cerámica. "Obviamente alguna lo era", recuerda Buenaventura. Mientras, el mayor consiguió descubrir por su mismo con tan solo ocho años una roca con un ciervo.

Cultura popular

Después de recorrerse varias veces el municipio también acudían a casas de personas mayores para recolectar la cultura popular. Lo hacían con una simple libreta.

Todo ello cristalizó posteriormente en numerosos descubrimientos que revelaron parte de la historia del municipio. Pero para ello, antes hubo una exploración. Y la familia Aparicio Montero, sus protagonistas.