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"¿Llegar a fin de mes? No llegamos ni al principio ni al final"

Un familia beneficiaria de Cruz Roja en Pontevedra cuenta su difícil día a día

Inmaculada Marín junto a dos de sus tres hijas. // Rafa Vázquez

"¿Llegar a fin de mes? No llegamos ni al principio ni al final". Así de contundente se manifiesta Inmaculada Marín, madre de tres hijas, de 10, 15 y 18 años, y beneficiaria de las ayudas de Cruz Roja a las familias en material escolar y alimentos.

"Contacté con Cruz Roja porque me encontraba sin trabajo y me aconsejaron que me anotase a algún curso de búsqueda de empleo y lo hice con ellos. Gracias a ello encontré trabajo como camarera durante los tres meses de verano", asegura agradecida.

Actualmente, Inmaculada no recibe ningún tipo de ayuda. "No tengo ningún ingreso; se me acabó la ayuda del paro porque solo tengo 76 días trabajados. Gracias a que tengo un casero estupendo, que si no...", explica.

La familia ha recibido todo el material escolar necesario para este curso a través de la ONG. "Todo lo que necesitaban: mochilas, libretas, bolígrafos...", dice su madre. Además, también han recibido ya dos de las tres compras anuales con alimentos y droguería básica, como detergente o gel de baño, entre otros, que les asigna Cruz Roja.

El futuro inmediato de estas mujeres se presenta muy difícil, según afirma la madre, que confiesa que también se siente muy agradecida a Cáritas Interparroquial, que les ha proporcionado alimentos en varias ocasiones y le ha pagado recibos de la luz en dos o tres ocasiones.

"Mi madre me ha ayudado mucho, pagándome el alquiler, pero ahora ya no puede seguir haciéndolo, ya que está prejubilada", indica Inmaculada Marín. Fue precisamente esta ayuda la que impidió, asegura, que el Concello le prestase ayuda alguna. "Me dijeron que yo tenía ingresos, pero era el dinero que mi madre me metía en la cuenta bancaria para que pudiese pagar el alquiler", subraya.

Búsqueda activa de empleo

Actualmente, esta mujer, natural de Logroño y que lleva cuatro años viviendo en Galicia, se encuentra buscando trabajo activamente.

"Yo lo que quiero es trabajar. Soy camarera desde hace 24 años y tengo mucha experiencia en el sector. Pero si tengo que trabajar de otra cosa, no lo dudaría. No me importaría fregar suelos de rodilla si hace falta", hace hincapié.

En este sentido, recalca que su estado de ánimo cambió radicalmente desde que comenzó a hacer los cursos de búsqueda activa de empleo de Cruz Roja. "Yo estaba muy mal, con una depresión. Si no fuera por ellos, no sé dónde estaría ahora. Allí lo primero que me enseñaron es que hay que ser positivo, que solo así puedes conseguir algo bueno. Y ahora si tengo que hacer 50.000 cursos, los haría", dice segura.

Las necesidades de una familia en esta situación llegan a ser de lo más básicas. "Ahora, por ejemplo, nos hace falta una lavadora", confiesa.

"Yo no quiero mendigar", se lamenta una madre que se muestra positiva ante un futuro que realmente es incierto para el núcleo familiar.

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