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Estudiante busca piso en Pontevedra

Los universitarios y las inmobiliarias destacan la falta de alojamiento en una ciudad con una alta demanda

Nerea Barros con su compañera de piso. // Gustavo Santos

Septiembre es el inicio verdadero del año, al menos para los estudiantes que comienzan una nueva vida, una desequilibrada rutina, un renovado día a día en el que nada es como los tres meses anteriores, en los que la playa y el festejo eran su única preocupación, y hacer las tareas su única obligación, para algunos incluso ni siquiera eso. El verano pone fin y la vuelta a la rutina trae consigo responsabilidades y deberes.

Empiezan las mudanzas, los primeros festejos y el inicio de un nuevo curso que cada uno afronta como puede, pero sin duda, el mayor problema al que se enfrentan los estudiantes es la búsqueda de un nuevo lugar donde residir, que cumpla todos sus requisitos, que no son pocos, vitrocerámica, lavavajillas, calefacción, luminosidad... Son algunas de las peticiones que hoy exigen los alumnos que estudian en nuestra ciudad.

Pontevedra atrae todos los años una gran afluencia de estudiantes en busca de un sitio donde vivir, cerca de la Facultad, pero también del centro. "Los que estudian Bellas Artes suelen buscar alrededor de la Plaza de España, los que están en el campus por la ría y A Xunqueira y los que hacen Enfermería cerca del hospital, depende un poco de lo que estén estudiando", explica la Inmobiliaria Pontehabitat.

Pero los estudiantes no solo buscan vivir cerca del lugar donde impartirán sus clases, sino que uno de sus principales requisitos también es la cercanía al centro, "la mayoría buscan pisos en el centro pero que también tiren hacia sus facultades", aclara la Inmobiliaria Michelena, quien alquila el 60% de sus pisos a estudiantes universitarios, mientras que Pontehabitat arrenda una media de ocho o diez pisos al año, ya que según ellos "hay bastante demanda pero poca oferta".

Ambas inmobiliarias coinciden en el precio exigido por los estudiantes, que ronda los 150 euros por persona, en apartamentos de tres o cuatro dormitorios, en los que se paga por habitación, no como en otras zonas de Galicia en las que lo común es alquilar la vivienda al completo, como lo hacen en Santiago de Compostela.

Cada año los estudiantes son más exigentes en cuanto a las instalaciones donde permanecerán durante nueve o diez meses, ya no se vive sin lavadora, ni lavavajillas, y ya no hablemos de las vitrocerámicas, la cocina de gas desaparece de la mente de los jóvenes estudiantes. "En los últimos años si que están un poco más exquisitos ante los pisos de estudiantes, antes eran los peores pisos que había, pero cada vez exigen un poquito más, que tengan vitro, si tiene lavaplatos mejor, y si los muebles son tipo Ikea pues aun mejor, ya no es como antes que se alquilaban los pisos con los muebles de "Cuéntame", viejos, antes no les importaba tanto, ahora los pisos viejos no los quiere nadie", explican desde Pontehabitat.

Ambas inmobiliarias concuerdan en la subida de la demanda de pisos para estudiantes en Pontevedra, "hace años no se veía tanto movimiento como ahora, se nota que hay más jóvenes estudiando", manifiestan en Pontehabitat, "hemos notado la subida sobre todo este último año", declaró la Inmobiliaria Michelena.

No sólo las inmobiliarias han notado la falta de oferta de pisos para estudiantes, los propios universitarios coinciden en que no hay muchas opciones aceptables y que los dueños son bastante reacios a alquilar pisos para estudiantes, principalmente por miedo a las quejas de los vecinos y al tratamiento del piso.

Elvira Núñez dispone de varios pisos en la zona de Alameda y nunca los ha alquilado a estudiantes universitarios "prefiero tenerlos vacíos a estropearlo y que pierda valor", explica ella.

Elvira tiene tres pisos reformados recientemente y "no se fía" de que se lo devuelvan igual que ella lo dejó. Algunos propietarios prefieren que la vivienda permanezca vacía antes de alquilársela a un estudiante, o incluso perder dinero si el objetivo es mantener el apartamento tal y como está. Por los contrario otros se sienten encantados de que su piso sea ocupado por jóvenes estudiantes.

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