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Las ventas en las librerías de la comarca se desplomaron entre un 20 y un 45% desde el año 2008

En 2015 se frenó la caída de la demanda - El bajón en el caso de los libros de texto es "dramático", aseguran los profesionales

Clientes en una librería de la ciudad de Pontevedra. // Gustavo Santos

Entre el 20 y el 45% de desplome de ventas. Dependiendo del tipo de librería y su área de especialización es el margen de pérdidas al que apuntan estos establecimientos del sector cultural en los que ha hecho especialmente mella la crisis. No obstante, no todos son malas noticias y el pasado año se frenó el bajón de compras y además surgen nuevos modelos de negocio ligados al libro.

Se trata del balance que hacen libreros y Federación de Librarías de Galicia a 8 años del mejor momento del libro en Galicia. "Fue en 2008, a partir de ese momento hubo un punto de inflexión y con la llegada de la crisis registramos una caída acumulada hasta este año del 23,23%", señala Jaime Corral, ex presidente de la citada federación y responsable de la librería Nós de Sanxenxo.

Es uno de los profesionales que constata que las librerías tienen dos grandes áreas de negocio: el libro en general y el de texto, en el que el desplome ha sido sencillamente gigantesco. Lo corroboran los profesionales de la librería El Pueblo de Pontevedra: "si pensamos en el libro de texto, las ventas no solo caen un 40% sino que podríamos hablar de 5 puntos porcentuales más", constatan sus responsables.

Las compras institucionales constituían hasta hace escasos años uno de los más importantes nichos de negocio de una parte significativa de las librerías, una demanda que sencillamente se ha cerrado. Por su parte, las políticas de gratuidad han supuesto la puntilla para las tiendas especializadas en libros de texto, de modo que aquellos establecimientos centrados en las publicaciones escolares sencillamente se plantean echar el cierre.

"Las políticas de apoyo a las familias no son las más correctas desde el punto de vista pedagógico o comercial, son muy desacertadas", critica Jaime Corral, que apunta a que "durante muchos años los únicos libros que entraban en las casas de muchas familias de la comarca eran los de texto, pues ahora ni esos entran; todos los libreros apoyamos decididamente a las familias pero no políticas desacertadas porque hay que pensar que en que una parte significativa de las librerías depende de esas ventas".

Así, varios establecimientos confirman a FARO que "al menos entre un 30 y un 60% de las ventas dependían de los libros de texto, que se han venido abajo" con iniciativas como los bancos de libros. En general, los profesionales reclaman equidad y que las ayudas se correspondan con los volúmenes de ingresos familiares.

Son las librerías con mayor número de trabajadores y estructura las que soportan mayores pérdidas, de modo que la mayoría ha tenido que reestructurar su plantilla o cerrar. Muy al contrario, surgen nuevos modelos basados en cooperativas y propietarios más jóvenes que proponen nuevas experiencias ligadas al libro.

En general, los profesionales del sector son conscientes de que su nicho de negocio se circunscribe a alrededor del 50% de la población que compra con asiduidad libros. "Puede que antes de la crisis hubiese una inflación de puntos de ventas de libros y se haya producido un cierto reajuste", indica el ex presidente de la Federación de Librarías de Galicia, que constata que los cierres se producen tanto por jubilaciones de los propietarios como porque "las ventas no permiten tener más actividad... Y las librerías ya no pueden subsistir con la venta de libros sino con otros negocios como es la papelería". Especialmente, lamenta el desplome de ventas del libro gallego, que atribuye al "desinterés de la administración por proteger nuestra cultura".

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