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La ola de incendios dispara la preocupación de los propietarios de casas rurales en la comarca

Las cifras de ocupación son positivas, pero muchos temen que las llamas puedan ahuyentar a los turistas a medio plazo -Confían en que no se repita lo ocurrido en 2006 -Reclaman más inversión en prevención

Los propietarios de Casa Fontán, en Cotobade, uno de los municipios más afectados por el fuego. // Santos Álvarez

Los incendios desatados en los últimos días en varios concellos de la comarca de Pontevedra han puesto en alerta a los propietarios de casas rurales, que ven con preocupación cómo las llamas podrían amenazar su modo de vida.

Por el momento ninguno se ha visto afectado directamente, no ha habido cancelaciones y los datos de ocupación alcanzan el 100% en casi todas las casas rurales con las que ha contactado este periódico; pero varias de ellas han recibido llamadas de clientes con reserva interesándose por el estado de la casa y su entorno.

Sus propietarios temen que el fuego asuste a los turistas y exigen más inversión en prevención para que no se repita algo que, de momento, quieren ver como una posibilidad lejana, la catástrofe que en 2006 provocó la pérdida de más de 95.000 hectáreas de terreno en casi 7.000 incendios en Galicia, de acuerdo con los registros del Ministerio de Medio Ambiente.

"Estamos con el alma en vilo ahora en verano, porque aquí se prende todo alrededor. Es una pasada, yo vivo con el corazón en un puño", explica Paula Álvarez, responsable de Casal dos Celenis, quien explica que el fuego de Caldas de Reis se quedó a solo un kilómetro de la casa rural. "La gente estaba asustada, pero logramos tranquilizarlos", explica al tiempo que se felicita porque los turistas siguen confiando en sus servicios y tienen completas las reservas durante todo el mes de agosto.

Así ocurre en casi la totalidad de las casas rurales de Pontevedra y su entorno, pero el vicepresidente de la Asociación Española de Turismo Rural (ASETUR), el gallego Ventura García, explica que las reservas para el mes de agosto ya estaban agotadas antes de que comenzaran los incendios. Estos días no les afectarán directamente "porque ya estaba todo comprometido", comenta. Aunque algunos propietarios insisten en ser optimistas y creen que los turistas ya tienen sus vacaciones programadas desde hace tiempo y no las modificarán, otros, como Paula González de la Casa do Americano en Vilaboa temen verse comprometidos a medio plazo o el año próximo. "Estamos preocupados porque la gente llegue se vaya o se pregunten qué hacen en medio de estas humareda", afirma.

El fantasma de 2006

Para los propietarios de casas rurales que ya estaban en activo hace una década, el recuerdo de lo ocurrido en 2006 continúa muy presente. Sin embargo confían en que no se repitan aquellos hechos. "Siempre hay que ser positivos y pensar que cada vez hay menos locos por ahí. Yo espero que no se repita lo de 2006, porque ahora hay más medios para combatir el fuego que entonces", indica Rodrigo Rey, encargado de Torre do Río, el prestigioso alojamiento de Caldas recogido en la Guía Michelin.

Sin embargo, la demanda común que repiten una y otra vez desde todos estos hoteles de campo es la de incrementar los medios para la prevención. "Esto es una política muy antigua. No estamos preocupados, estamos desesperados, porque la Xunta de Galicia, en lugar de prevenir, se gasta millones de euros en helicópteros e hidroaviones, cuando no hay ninguna prevención. Esto que pasa tiene que pasar, está todo el monte abandonado", protesta Marcelino Pumar, gerente de Granja O Castelo.

Para Sara Ohadi, dueña de Casa do Fontán, en Cotobade, el miedo va más allá del negocio. "El otro día tuve pesadillas con el tema. Estamos, además, rehabilitando y pintando toda la casa y... vamos, con miedo, sí. Preocupación, más que nada, porque salga la casa ardiendo", apunta.

Los municipios de Cotobade, Caldas de Reis o las parroquias de Lérez y Pontesampaio han sido algunos de los territorios golpeados con más violencia por el fuego en los últimos días. En Cotobade, Lérez y Pontesampaio las llamas obligaron al desalojo de varias viviendas por la proximidad del fuego.

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