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Eugenio Jiménez Passolas: "El Plan General de Pontevedra lleva 27 años vivo y sigue funcionando, tan mal no estaría"

"El paisaje se ha machacado muchísimo y ahí tenemos la culpa todos, desde los arquitectos más ilustres a los más sencillos, también con la connivencia de las autoridades, de los planes tan bestias que se redactaron..."

Eugenio Jiménez Passolas en su estudio de Pontevedra. // Rafa Vázquez

"Llegué un día a una boda en A Coruña", explica Eugenio Jiménez Passolas, "y bajando con mi 600 por la orilla de Ulla vi Carril, el de los años 70 y dije aquí quiero vivir yo. Me sorprendieron dos cosas: una la libertad e independencia de las mujeres que no existía en otros sitios, en aquellos años estaban avasalladas en toda España, aquí hasta se quedaban embarazadas, el novio iba a la mili y a la vuelta se casaban, y había personas ilustres que habían sido hijos naturales, me parecía fantástico; y luego me sorprendió el paisaje humanizado: el monte comunal, las parcelas cultivadas, estaban los bosques de eucaliptos plantados para satisfacer la demanda de la Empresa Nacional de Celulosa y que rompían un poco el paisaje, pero por lo demás pensé que el paisaje era soberbio".

-Antes había empezado a trabajar con Peridis.

-Si, me asocié a Peridis, trabajamos juntos, una gran persona, un gran dibujante, un gran arquitecto y hasta le diría que un fantástico presentador de televisión.

-¿Cuándo puso en marcha su primer estudio en Pontevedra?

-Ni lo sé, hace 45 años que terminé la carrera y tuve varios estudios repartidos por Pontevedra. Antes de la democracia tenía el estudio en la calle San Clara, en el primero, y arriba estaba el Movimiento Democrático de Maestros y allí es donde me crucé con Pepe Rivas y otros maestros progresistas que había entonces, estamos hablando del año 1975, luego lo tuve en el Cortello, en Andrés Muruais, en Campolongo, y en Peregrina llevo desde 1989.

-¿Formó parte de esa primera corporación democrática de Rivas?

-No, la primera corporación fue en 1979 y yo entré en 1987, de esa primera corporación formó parte un arquitecto, mi mejor amigo, Celestino García Braña, que era del Partido Comunista (PC).

-Como usted.

-Exacto, éramos del PC, yo entré en el PC por Celestino cuando tenía 18 años? Dejé el PC cuando lo legalizaron, porque para muchos de nosotros era el único modo de ir contra la dictadura, el único partido organizado, en el momento en que vino la democracia consideré que mi etapa contra algo había terminado y nunca más milité en un partido.

-¿Fue en ese momento cuando se elaboró el Plan General?

-No, nosotros entramos en 1987 y el Plan General lo había empezado a preparar otro equipo, Consultora Galega (esto lo explica bien Pepe Rivas, aunque aún no me lo he leído todo), luego le anularon el contrato porque, bueno, no se si Sancho Rof dijo "a quién vas a meter ahí, los enemigos de la autopista" etc, después se lo encargaron a Harris Bosch, que tampoco avanzó, y finalmente a José González Cebrián, un arquitecto de A Coruña. Cuando llegamos el Plan General estaba en sus primeros trazos por decirlo así, y en 1989 se aprobó definitivamente, en 3 años se aprobó el Plan General con 24 votos a favor y el de Lores (risas) en contra.

-¿Le decepcionó la política?

-No, al revés, del 87 al 91 fue un periodo muy fructífero para mi porque ejercí como arquitecto y urbanista que soy y conseguimos el objetivo de aprobar el Plan General y me sentí plenamente feliz. Los otros 4 años yo no hubiera estado, me lo pidió Roberto Taboada y, bueno, me sentí obligado por el cariño que le tengo, pero ya se trataban otras cosas que a mi me interesaban menos. En general, bien, le voy a decir una cosa que a lo mejor le parece una barbaridad: todos los ciudadanos deberían de ser padres y concejales, todos los seres humanos deberíamos acercarnos a la realidad ¿Qué eso no está hecho para todo el mundo? Evidentemente no es obligatorio ser padre ni concejal, pero acercarse a la realidad de las cosas es importante para no jugar de farol.

-¿Qué balance hace del Plan General pasados 27 años?

-Los planes tienen una duración de 8 años, son indefinidos pero cada 8 años hay que revisarlos o habría que hacerlo, el de Pontevedra no se ha revisado nunca, el Plan General de Pontevedra lleva 27 años vivo y que sigue funcionando, tan mal no estaría, no sería tan malo como se decía en aquel momento, de hecho el actual equipo de gobierno lleva como 12 o 13 años tramitando con Consultora Galega un nuevo plan general y todavía no se ha conseguido que se apruebe, los planes generales son de una gran complejidad y mueven mucha política por el medio, muchos intereses y no son fáciles de manejar.

-¿Qué opina de cómo ha sido el crecimiento de la ciudad?

-Conocí esta ciudad con 65.000 habitantes, ahora creo que está del orden de 85.000 así que la he visto cambiar mucho, pasar de una ciudad meramente provinciana en el régimen de Franco a ser hoy una ciudad como cualquier otra. El crecimiento urbanístico fundamentalmente se ha producido en base a ese plan de 1989, el anterior fue más desordenado y dio lugar a edificios como Las Torres desproporcionados, el plan del 89 vino a poner un cierto orden.

-Dentro de todo lo desarrollista que es.

-Es que estábamos en un momento desarrollista, plenamente desarrollista, de modo que el plan del 89 no era ajeno a las circunstancias sociales y económicas de aquel momento, si se hubiera hecho unos años antes hubiera sido aún peor, tiene una altura máxima de bajo y seis, si se hubiera hecho 8 años antes hubiera tenido bajo y 12, y si se hubiera hecho 15 años después se hubiesen quedado en bajo y 4. Los planes generales son un reflejo de la sociedad y la economía de cada momento. Volviendo a la ciudad: creo que ha crecido razonablemente bien, la prueba la tenemos en que han aparecido nuevos barrios, con todos sus equipamientos, zonas verdes, escolares, calles más amplias. Y ahí está: Pontevedra está viva, vayas donde vayas, sobre todo al centro, a A Peregrina o las calles comerciales, siempre hay gente, cuando deja de llover (risas) salen todas las madres con los niños, es una ciudad para criar niños y para jubilarse, también tiene un problema grave de trabajo, como tantas otras, y la gente joven se tiene que marchar, por ejemplo mi hija y los de muchos pontevedreses.

-Ya casi parece un tópico preguntar por la sangría que supone la emigración de las generaciones más formadas.

-Lo es, es un tópico pero hay tópicos que son reales y otros artificiales, pero este tópico de la sangría de nuestros jóvenes, de que estamos perdiendo la generación mejor formada es completamente cierto, esta gente la estamos desaprovechando, incluso la mayoría al final tiene que abandonar su profesión porque no hay demanda, han surgido otras profesiones más modernas como manipulador de alimentos, los tiempos cambian, pero los puestos de trabajo no abundan, aunque acabamos de recibir la buena noticia de que hemos bajado de los 4 millones de parados, algo es algo.

-Dentro de esa sangría en su profesión es especialmente acusado?

-Cuando empecé a ejercer la profesión en Pontevedra en 1973 había 17 arquitectos aquí, yo fui el número 18, ahora no sé pero debemos de ser 200 y más todavía en Vigo, no hay demanda de trabajo en este momento para todos ni para casi nadie porque no se construye, hay 2.000 viviendas vacías en Pontevedra y ya ve la de locales vacíos, es una pena.

-Afirma que muchos se han creído lo del ideario del emprendedor.

-Es que es como todo, como la lotería o los juegos de azar, en Estados Unidos todos viven con la idea de que pueden llegar a ser presidente y es verdad, puedes llegar a ser presidente uno de cada 68 millones y cada 50 años. Pues esto es igual: abren locales comerciales y probablemente ese hombre ha cogido el paro, ha cobrado y lo ha metido ahí y luego, unos meses después, ves que el negocio ha fracasado, tal vez por falta de análisis del mercado, no basta con pensar en poner una churrería y que te digan "bien, eso es algo que se echa mucho en falta en Pontevedra", pero resulta que esa encuesta con la familia y amigos no vale, que no existía la demanda o que la gente no pasa por esa calle.

-También cuenta que antes los barrios surgían porque alguien abría una calle.

-Así es, alguien próximo al poder que tenía una finca, y era muy frecuente que el promotor te dijese "oye, yo abro una calle, tu me dejas construir a los lados y yo le pongo todos los servicios", pero si no me estás dando nada, te estás dando a ti. Ahora no, ahora el planeamiento obliga a mantener una proporción a lo que se va a edificar y donde se puede edificar, que no se puede hacer en cualquier sitio.

-Porque si ha habido un sector machacado por la corrupción ha sido la construcción.

-Si, si ha habido un sector machacado por la corrupción ha sido la edificación, se ha construido muy rápido, como si esto no tocase fondo nunca, y a toro pasado todos podemos decir que se veía venir, que no podía seguir, si, claro, en abstracto si pero quién piensa en la muerte, todos sabemos que nos vamos a morir pero no pensábamos en ello, como tampoco pensábamos que habría un crack como éste, porque es verdad que ha sido demasiado vertical, si hubiera habido un punto alto y después fuese descendiendo suavemente nos habría dando tiempo a irnos acomodando, pero como fue de repente en un año, año y medio, nos pilló a casi todos por sorpresa. En este estudio hemos llegado a ser 16 personas, hoy estamos 5 porque no hay para más, y así en todos los negocios, hemos sido un sector muy castigado pero era un sector en el que había mucha gente, no solo arquitectos, sino todo el gremio de la construcción, pequeños trabajadores de la fontanería, albañilería, electricidad, todas esas pequeñas empresas que se han ido a pique, y qué decirle del personal de obra, personas muchas veces con menor cualificación que llevan años en el paro y abandonados a su suerte.

-Ha pertenecido varias veces a la Comisión Superior de Urbanismo de la Xunta, ¿llegamos 30 años diciendo que hay que ordenar el territorio y seguimos sin hacerlo?

-(risas) Si, es así, es verdad, lo que sucede es que no es fácil, los territorios son complejos y Galicia es muy compleja, hay otros territorios más uniformes, aquí uno recorre 80 kilómetros y pasa del valle a la montaña, al mar, al río caudaloso, lo decía Otero Pedrayo que éste es un paisaje complejo y fruto de muchas transformaciones del hombre, el hombre ha puesto mucho en este paisaje humanizado maravilloso que se ve a nada que uno se separa de la costa, que ha sido objeto de más especulación, uno se encuentra con un paisaje maravilloso donde la mano del hombre está constantemente a la vista: en los hórreos, las viviendas, los muros de cierre, los cultivos que no son uniformes sino cultivos intensivos de productos para la familia?

-¿Hemos destruido mucho el paisaje?

-Se ha machacado, menos en el interior, pero en la costa y en las ciudades el paisaje se ha machacado muchísimo y ahí tenemos culpa todos, desde los arquitectos más ilustres a los más sencillos, también con la convivencia de las autoridades, de los planes tan bestias que se redactaron, al final el que redacta un plan lo hace sometido a quien lo tiene que aprobar, que es la corporación, si ésta quiere que una ciudad vaya por un lado por mucho que tu le digas que por ahí no debe de ir irá por donde las fuerzas que tienen la última palabra decidan, de ahí la importancia de que los gobiernos sean lo más democráticos y plurales posibles, cuando más mayorías absolutas hay en una administración más posibilidades de que se tomen decisiones que solo representan a una parte de la ciudadanía. Y si, se ha machacado mucho con planes generales muy bestias y porque se han tomado decisiones importantes sin control, nos ha pasado en todo, en la construcción, en la arquitectura, también en la economía.

-¿Le gusta el modelo de ciudad de Pontevedra?

-Este es un modelo de ciudad para dos de las tres etapas de la vida (sonríe) criar hijos y jubilarse, pero la etapa intermedia, y usted dirá que eso no es el modelo de ciudad y si, si lo es porque un modelo urbanístico de ciudad debe ofrecer también la posibilidad de que se creen elementos que permitan que la gente que viva en esa población viva de los recursos, entonces si creas un modelo de ciudad y dices que vas a ser solo una ciudad administrativa o solo turística o solo balneario, si te decides por el monocultivo de caña de azúcar te pasa como a Fidel, cuando empiezan a usarse las sacarinas tienes que ir cerrando los ingenios. Y a Pontevedra le falta encontrar el modelo económico de ciudad para esa etapa a partir de que los chavales terminan de estudiar y crear puestos de trabajo, ahí creo que hay un vacío grande que obliga a que la gente se tenga que ir o se quede amarrada a la familia, algo que se da mucho en las ciudades pequeñas, vivir en el entorno familiar, que está bien pero no resuelve la vida.

-El gobierno local habla de extender el modelo urbano al rural?

-Cuando le dije que de Galicia me había sorprendido el papel de la mujer y el paisaje, tan fragmentado, otra cosa que también me sorprendió era la proximidad de los gallegos al rural, me encantaba ver como mis vecinos el fin de semana cogían a los niños y se iban a la aldea, los padres ayudaban en las tareas del campo y los niños se criaban en ese ambiente que históricamente ha variado tan poco, el modelo de ciudad no se qué habrá querido decir el gobierno local con eso pero al rural lo que hay que hacer es facilitarle las cuestiones básicas, lo que no puede un ciudadano es por vivir en un barrio o en rural carecer de algo que tengan los otros porque es un contribuyente más.

-Es usted un coleccionista singular: hasta tiene una calavera.

-Si (risas) y tengo una colección de maquinillas de afeitar, si, maquinillas de hace más de 100 años, últimamente le dedico poco porque no es fácil encontrar maquinillas de afeitar y ya encontré casi todas las que había de uso habitual. Y si, tengo una calavera, que ahora que estoy ya más cerca del momento final (risas) me planteo que algo tendré que hacer con ella, no sé que se puede hacer una calavera que tengo desde los 16 años, tenía un vecino que estudiaba Medicina y un buen día me la dio. Y sigo teniéndola? Le puse Petri (risas) la tengo en el trastero y pienso que si algún día alguien entra pensará que soy un sádico.

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