Mar Fontán es madre de una joven de 12 años con diabetes, una enfermedad que le fue diagnosticada cuando tenía poco más de dos. Ambas forman parte de la Asociación de Nenos e Nenas con Diabete de Galicia, Anedia.
-¿Cuándo le fue diagnosticada la diabetes?
-Tenía dos años y medio cuando debutó. Lleva diez años con ella. Se la diagnosticaron porque tenía los síntomas típicos: bebía mucho, iba mucho al baño y adelgazó mucho en poco tiempo.
-¿Es difícil llegar a esa conclusión con un bebé?
-Fue muy complicado, porque ella no sabía detectarlo. Además, por aquel entonces, ya comenzaba a comer de cuchara.
-¿Qué tipo de diabetes tiene?
-Es la tipo 1. Supone que el páncreas ya no funciona.
-¿Qué supuso para ustedes?
-Al principio se ve negro. Fue un shock. Es algo que hay que pasar. Poco a poco se va convirtiendo en algo cotidiano y terminas haciendo vida normal y olvidándote de que la enfermedad está ahí. Tienes que hacerlo porque si no no sería vivir. Ella tiene dos hermanos y tenemos que normalizarlo.
-¿De qué manera le condiciona la enfermedad su día a día?
-De ninguna manera. Solo supone los pinchazos, unas siete u ocho veces al día, y la limitación en la cantidad de comida que puede ingerir, ya que ahora lo pesamos todo.
-¿Y en el colegio?
-Bueno, tiene sus cosas. En Infantil, por ejemplo, cuando tienen que aprender a compartir, ella también lo hacía y, claro, llegaba a casa muy alta de azúcar. Fuimos a hablar con el centro y se arregló rápidamente el problema. La cuestión es que el resto de niños no sabían que Iris tenía diabetes. Los niños comprenden muy rápido.
-¿Y ella? ¿Cómo asume su enfermedad?
-Tiene momentos buenos y malos. Se pregunta "¿por qué yo?".
-Y ahora, siendo adolescente será más difícil...
-Ahora me hace muchas trampas. Me hace trampas. Come cuando no puede, no se controla, no se pincha insulina cuando debe? Pero no es todos los días, solo a veces.
-¿Condiciona su vida fuera de casa?
-Yo controlo toda su alimentación y que la persona que se quede a su cargo lo haga por la noche, antes de acostarse. No quiero estar encima todo el tiempo, pero normalmente intentamos que esté todo controlado.
-¿Está en algún grupo en el que haya más jóvenes con diabetes?
-Sí, estamos con Anedia. Hacemos muchas actividades como senderismo. Le gusta porque así siente que no es la única.
-¿Qué le pediría a las administraciones públicas?
-La sanidad debería dar formación a los padres de niños con diabetes. Sobre todo cuando debutan. Nosotros no tuvimos ese problema porque fue en Suiza. Allí nos formaron en la nutrición, cómo manejar la enfermedad y a conocer las complicaciones que puede tener. Me gustaría que los familiares aquí tuviesen esa formación que tuvimos nosotros.
