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En recuerdo de trágicas historias como la de Manuela "A Bichona"

El día que fusilaron a Amando Iglesias, su mujer, Manuela "A Bichona" persiguió la camioneta de los cívicos hasta el kilómetro 1 de la Avenida de Buenos Aires de Pontevedra. Todo el camino fue gritándoles que la mataran a ella también, y a sus dos hijos. Les gritaba "Matadnos a nosotros también asesinos, que sois unos asesinos". En el paredón de Monte Porreiro, al ver aquella fila de cajas de cascotes en las que pretendían enterrar a su marido, regresó a la carrera a la ciudad a comprarle un ataúd, que llevó a cuestas hasta el paredón de fusilamiento. Allí aparecería muerta también ella, muchas décadas después.

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