Durante su estancia en la alcaldía, Juan Luís Pedrosa aportó sobradas muestras de sus querencias por la buena arquitectura. Ni siquiera Mosquera le negó ese mérito y Louro lo reconoció abiertamente.

A quien sabía que en Pedrosa latía un urbanista frustrado, no le extrañó lo más mínimo su admiración por Alejandro de la Sota y su deseo de rehabilitar el Pabellón de los Deportes. Sin embargo no tuvo la oportunidad de abordar aquel compromiso electoral de 1999, puesto que no consiguió su deseada reelección.

Lores y el BNG incluyeron el mismo compromiso que Pedrosa en las "Mil ideas máis" que ofrecieron en las elecciones municipales de 2007. Devolver el espíritu de De la Sota al Pabellón de los Deportes figuraba en aquella retahíla de intenciones luminosas. Pronto se vio, sin embargo, que este proyecto no era prioritario y, al fin y al cabo, la ejecución de aquellas mil ideas requería de mucho tiempo y dinero.

Todavía hace muy pocos meses, el alcalde Lores recordó aquel compromiso durante la celebración del último Memorial Filgueira Valverde, que estuvo dedicado al gran arquitecto pontevedrés. Pero una vez más reiteró su condición sine qua non para ejecutar este complicado proyecto: disponer antes de un pabellón alternativo que no cause ningún desbarajuste. Tanto los clubs como los deportistas que utilizan a diario sus instalaciones no pueden quedarse a la intemperie, sin contar con otras instalaciones adecuadas para sus actividades.

Lamentablemente el proyectado complejo deportivo de A Parda, que fue la alternativa barajada por el alcalde para acometer esa rehabilitación, terminó por convertirse en papel mojado. A todas luces lo que ahora se pretende instalar allí tiene poco que ver con lo previsto en su origen.

El BNG no tiene otro camino para encarar ese compromiso electoral pendiente que buscar una alternativa viable entre las instalaciones ya existentes, además de disponer de los correspondientes fondos.

Hoy por hoy, lo segundo parece incluso más difícil que lo primero. Así que Lores tiene una tercera vía: admitir lisa y llanamente que ese deseo nunca llegará a cumplirlo aunque siga en la alcaldía pontevedresa muchos años máss.