Los ascensores del Concello de Pontevedra observan su límite de peso a rajatabla. Al parecer, el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, el secretario de Estado de Transportes, Rafael Catalá, el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, y los portavoces municipales de PSOE y PP, Antón Louro y Telmo Martín, además de la jefa de gabinete de Ana Pastor, Alicia Portas, superan –en conjunto– los 450 kilos que soportan estos elevadores y, evidentemente, las seis plazas que admite cada cubículo. Quizás por eso cuando los seis políticos y la técnico accedieron a uno de los dos elevadores de la Casa Consistorial, en su intención de seguir a toda prisa a la ministra de Fomento, que había tomado el aparato contiguo acompañada más razonablemente solo por el alcalde de Pontevedra y su escolta, la máquina no se elevó más de medio metro antes de detenerse y dejar encerrados a todos sus ocupantes.

La ministra, ya en el despacho del alcalde, en la tercera planta, esperaba su pesado maletín ministerial, que amablemente se había ofrecido a portar el delegado del Gobierno en Galicia. Pero el maletín, el delegado y todos los que faltaban en el despacho del alcalde se habían quedado en la planta baja, a medio metro sobre el suelo y sin poder salir.

Pasados unos minutos, en el despacho de Lores sonó el intercomunicador del escolta. Un compañero le informaba de dónde se encontraba el resto de la comitiva. Inmediatamente acudieron en su auxilio un ordenanza y hasta un periodista que, al parecer, "sabía de ascensores".

Abajo, los encerrados estaban ya acompañados por un policía local, que junto a un conserje trataba de abrir la puerta. No tuvieron que esforzarse mucho porque la empresa de mantenimiento del aparato dio muestras de una asombrosa eficacia. A los pocos minutos apareció un técnico, que al parecer se encontraba unas calles más allá.

Los minutos de incertidumbre que los mandatarios vivieron dentro del ascensor (evidentemente minutos también de cierta comicidad para quienes les escuchaban desde fuera), se resolvieron con más risas que preocupación. Desde fuera los funcionarios del Concello les explicaban que el aparato es "moderno y muy seguro".

Al abrir las puertas, les acercaron una silla para salvar el desnivel. "¿Usted me garantiza que eso es seguro?", preguntó con cierta preocupación Louzán al funcionario que sujetaba la silla.

Telmo Martín lo advirtió antes de partir: "Aquí vamos muchos"

Contaba Telmo Martín tras ser liberado de su encierro, que cuando vio tal ocupación del ascensor comentó que "aquí vamos demasiados". Por eso intentó salir del aparato antes de que se pusiese en marcha, para evitar lo que ya preveía. Pero las puertas se cerraron y el diputado desistió de su intento.

Uno de los más sorprendidos por el incidente del elevador fue el técnico de la empresa de mantenimiento. Cuando se abrieron las puertas y asomó la comitiva institucional, la expresión de sorpresa del trabajador era evidente. Luego comentaría a los periodistas que nunca antes había rescatado a tanta autoridad de un montacargas. "¿Pero vais a poner lo del ascensor en el periódico?", se seguía sorprendiendo.