-Algún alcalde buscaba inversiones fuera, sin atender la demanda que tenía aquí.
-Ourense capital es un mundo complicado, un mundo de intereses. Nosotros hemos decidido construir un balneario en esta ciudad, pero no por intereses políticos ni económicos. Lo único que intentamos es hacer algo serio en Ourense. Ya está todo disponible, por lo que estamos dispuestos a empezar mañana.
-Ourense es la segunda ciudad con mayor riqueza de manantiales, después de Budapest.
-Yo siempre he dicho que somos pobres pisando oro. El agua que sale de los manantiales termales de Ourense, que fastidia el río, se podía aprovechar para muchas cosas. Gastando 500 millones de euros, se podía dotar a media ciudad con agua caliente, con un ahorro enorme para los usuarios. Eso también representaría una ventaja ecológica, porque el agua caliente hace daño en el río.
-¿Ustedes estarían dispuestos a ponerlo en marcha, mediante convenio con el Concello?
-Sin ningún problema, pero hacen falta decisiones políticas. En estos momentos estamos echando millones de litros de agua caliente al río, causando daño.
-Tendrán que mover ficha.
-Esa es una de las pretensiones que tenemos. Yo ya no lo veré, pero perder un potencial económico tan grande, por dejar escapar el agua termal al río, donde hace daño, es un pecado mortal de los más serios que hay.
