A lo largo del primer tercio del siglo XX, pero antes del estallido de la Guerra Civil, Leopoldo Docampo y Remedios García tuvieron en Ourense a sus diez hijos, cuatro niños y seis niñas a los que lograron sacar adelante gracias a una posición más bien acomodada, pero también con mucho esfuerzo. Ayer, los descendientes de esta decena de hermanos y sus familias, incluidos sus hijos y nietos, que viven esparcidos por distintas ciudades de España, desde A Coruña a Zaragoza, pasado por Eibar, Viveiro, Ferrol y también Ourense, se reunían en Esgos para una comida familiar a lo grande, con más de 60 personas en torno a la mesa.

Los hermanos María del Carmen, Pilar y Juan Luis Docampo viajaban desde el País Vasco y Zaragoza el pasado miércoles hasta Ourense, solamente para asistir a esta "primada". Su padre, Juan, había emigrado en su juventud a Eibar como tantos otros ourensanos en busca de una vida más próspera. Y allí se criaron sus hijos. "Estoy emocionadísima", confesaba Pilar al verse rodeada de toda su familia paterna después de "seis años sin verlos". Su hermano aseguraba que llevaba sin venir a Galicia, "por lo menos desde el 91". Demasiado tiempo sin verse, y demasiado poco para ponerse al día ya que las obligaciones y el trabajo requerían su presencia de vuelta a casa hoy mismo.

Trastadas de la infancia, recuerdos de juventud y de los miembros de la familia que ya no están, llenaron las conversaciones durante un almuerzo al más puro estilo tradicional. "Empanada, pulpo, carne ao caldeiro y postres típicos será lo que comamos", explicaba otra de las numerosas nietas de Leopoldo y Remedios, Margarita Romero, poco antes de dar buena cuenta también de un aperitivo.

Precisamente, recordando a aquellos que no pudieron acompañarlos ayer comenzaban la jornada. "Decidimos organizar una misa dedicada a los que ya no están, para homenajearlos", indicaba Manuela Romero a las puertas de la iglesia parroquial de Santa Lucía de Rairo, a la que pertenecieron sus abuelos.

Tras el momento de recuerdo y homenaje se sucedió la fiesta en la que no faltó el baile, una sesión de karaoke y una actuación sorpresa de una de las bisnietas, que interpretó varias canciones con la gaita.