El comercio local de Ourense no solo resiste, sino que ha experimentado un nuevo repunte tras la crisis. Casi la mitad de los pequeños comercios de la zona centro, la bien llamada "milla de oro" por ocupar esas calles que albergan el grueso tanto por el número de comercios como por la calidad y cantidad de firmas de multinacionales, franquicias o de pequeños comercios, pero siempre con emprendedores de la ciudad al frente.

"Todavía tenemos muchos negocios tradicionales o de empresarios locales en estas calles que son incluso de segundas, terceras y, en algún caso, hasta cuartas generaciones, que siguieron con el mismo tipo de tienda que inició su abuelo o su bisabuelo ", explica Luis Rivera, presidente de la Asociación de Comerciantes Ourense Centro, el área comercial abierta.

Confianza

Él es uno de los ejemplos de esas familias de "últimos mohicanos" que han resistidos modos y mudanzas del comercio. Reconoce que las claves son "la confianza que generamos en el cliente, la especialización en muchos casos y sobre todo la capacidad de adaptarnos; yo comparo al pequeño comercio con las cucarachas, nuestra capacidad de adaptación y supervivencia es incluso superior a la de los dinosaurios que no resistieron las glaciaciones", bromea.

Ni siquiera franquicias ni multinacionales les asustan "porque las franquicias son parte también del comercio local y están explotadas por gente de aquí y generan empleo local y es aquí donde se queda buena parte de ese dinero; el gran azote del pequeño comercio en general son las grandes plataformas de venta "online"; ahora se vende de todo en la red, ni siquiera Carrefour ni otras cosas similares nos afecta tanto como eso", indica.

Con sus doscientos socios, en Ourense Centro, que supone algo menos de una tercera parte de ese gran número de comercios que abarca el centro de Ourense, es decir la calle del Paseo y sus adyacentes, lo que realmente le entristece a Luis Rivera "son las pocas expectativas para muchos jóvenes que se han ido a trabajar fuera y ya comparon piso allí donde encontraron su primer trabajo y solo vienen una o dos veces al año y eso mientras le quede aquí familia y produce una deslocalización de jóvenes y de consumidores".

Reconoce que muchos desempleados tal vez podrían haber participado ahora "de esta pequeña remontada que está viviendo el pequeño comercio de calidad, sigue siendo una alternativa de negocio, aunque lo que hay que mejorar aún son los precios de locales sigue habiendo un nivel de arrendamientos muy alto para una ciudad como esta".

En su relato de jóvenes que están siguiendo adelante con negocios que montaron sus padres incluye con orgullo decenas de ejemplos, desde Colchonería Rimo al sucesor del antiguo Frank Chicos, ópticas. Tomaron el testigo de la historia local.

Odilo Fernández (padre e hijo) y Maria | Joyería El Cronómetro

"Mi bisabuelo abrió la joyería en 1928 y ahora seguimos nosotros; mi padre, con 92 años"

Si algo es historia del comercio tradicional de Ourense se llama El Cronómetro. Tres generaciones, que comenzó el bisabuelo con la apertura de una joyería en Cuba, hasta que se trasladó en Ourense para abrir en 1928 El Cronómetro en calle Tiendas. Y ahí sigue. El timón del bisabuelo y de este negocio icónico, que tiene incluso Instituto Gemológico propio, una rareza que les permite calificar los diamantes como si estuvieran en el propio Amberes, lo retomó Odilo Fernández padre y ahora sus hijos María y Odilo Fernández. Su historia daría para un libro pues además de fabricar unos relojes totalmente hechos a mano y de cuerda que reclaman desde varios continentes, y diseñar y fabricar joyas, Odilo Padre, 92 años, es el trabajador de alta en autónomos más antiguo. Se niega a jubilarse. Para Odilo Fernández hijo, la calidad es una de las claves del pequeño comercio para sobrevivir siglos, pero además "la confianza: aquí nos dejan joyas valiosísimas para reparar sin ningun documento ni aval, algo imposible en el mismo Nueva York".

Luis Rivera Fernández | De Almacenes la Verdad a Lumeal Decoración

"Empezamos en el mundo del textil y la decoración en 1932 y hasta ahora"

Los Rivera, en Ourense, son pasado y presente. Historia del comercio local. "Fue mi abuelo el que abrió el primer negocio de textil en Ourense, lo que se llamaba Almacenes La Verdad, en ese edificio de la avenida de Pontevedra que ahora se va a derribar", explica Luis Rivera, continuador casi un siglo después de la estirpe, pero ya solo especializado en el mundo de la decoración de interiores a través de la firma Lumeal, que regenta en la Plaza Mayor. "Aquellos eran emprendedores auténticos, pues además del almacén de ropa de hogar y vestir tenía el Teatro Principal, La Molinera, e incluso participación en una fábrica de ataúdes de Ribadavia", explica. Por La Verdad y luego Portal pasaron muchos hermanos, otros miembros de la familia abrieron negocios similares y ahora Luis Rivera, además de presidente de los comerciantes del área comercial abierta Ourense Centro, ofrece como interiorista en Lumeal un ejemplo de como conquistar negocio: "Siendo incluso psicólogo para conocer cómo vive el cliente y saber qué es lo que le va a gustar".

Manuel Iglesias | Bar Orellas

"Mi familia empezó con el bar Orellas en los años 50 en los sótanos del Teatro Principal"

Oreja a oreja, y sin necesidad por pasar por los ruedos de la tauromaquia, la familia Iglesias ha triunfado en la "plaza" hostelera de Ourense. ¿Cómo?, pues con un clásico, el bar Orellas .

"Mi familia, en concreto mi padre y mis tíos, empezaron en los sótanos del Teatro Principal con el primer bar en el año 1953; ya son casi sesenta años, y ahora yo retomé el testigo, con cambio de local y de estética, pero en la misma calle. Y aquí seguimos".

Es la segunda generación en este caso de un negocio de hostelería, el sector que tiene más cierres en los últimos años. "El secreto del éxito tal vez sea el buen material, la dedicación y atender bien a los clientes y además echarle horas, pues una cosa es el horario de apertura al público y otra las horas reales que lleva dentro preparándolo todo". No sabe si habrá una tercera generación al frente. "De momento mis hijos me echan una mano, pero no lo tienen claro; todo dependerá de cómo se les pongan las cosas en el futuro".

Pablo Rodríguez Pachón | La Lucha

"Soy la cuarta generación al frente de la única sombrerería que hay en Ourense"

"¿El secreto para conseguir mantener un pequeño negocio tradicional durante tantos años y además de sombreros? No tener prisa por hacerse rico", asegura con ironía Pablo Rodríguez Pachón. Cuarta generación al frente de La Lucha, la única sombrerería de Ourense, y en el mismo local y con casi idéntica que la que fundara su bisabuelo hace un siglo.

"Si la sombrerería la fundó mi bisabuelo Fausto que era castellano, empezó en las feria, se hizo artesano y a continuación fundó La Lucha en Ourense.

"Este negocio tiene algo de romántico y si bien es cierto que el enemigo del comercio local son las plataforma online, tal vez en este caso de los sombreros y boinas es mejor probárselos". Reconoce que "ha habido una vuelta a los complementos y algunas series de televisión hacen que determinados tipos de sombrero triunfen en hombre y mujer; pero nuestro cliente es de mediana edad: así que lo dicho, con paciencia".