Viajar a una ciudad desconocida y perder el contacto durante semanas, incluso meses, con sus seres queridos es la parte de la emigración de sus abuelos que más entristece a los escolares de hoy; poner tierra por medio sin la fluida comunicación que hoy permiten los móviles e internet. Ese y otros dramas pero también aspectos positivos de la emigración, forman parte del relato y la experiencia de vida que un grupo de mayores retornados trasladaron ayer a los alumnos del IES As Lagoas de Ourense, en el marco del programa intergeneracional de Abanca "Fálame da emigración".

Los chavales se reunieron en grupos con los participantes. Escucharon sus historias y les contaron también cómo vivieron la emigración sus abuelos y seres queridos a los que previamente consultaron. Lo más sorprendente para los alumnos, explica la profesora de Historia, María Jesús Candau, "es lo diferente que fue esa emigración con respecto a la de ahora, el hecho de que estas personas se iban y perdían el contacto con su familia".

Los escolares escucharon con mucha atención historias como la de Pilar Tesouro, que emigró en 1980 a Suiza donde ya estaba su marido y dejó en Galicia a su hija, de la que estuvo dos años separada. Trabajó muy duro en una tintorería pero en 10 años llegó a ser gerente de la empresa.