"Nembrot" es una narración torrencial pero pausada, fundida a fuego lento. El manuscrito ocupó 4 años a José María Pérez Álvarez, "Chesi", 2 reescribirla y otros 3, librarla de contenido superfluo. Lecturas, música y digresiones fueron sedimentando su obra preferida. "Sé que no voy a escribir nada mejor". El miedo a que la editorial la desechase le hizo recortar el texto original en 200 páginas. La novela que Juan Goytisolo reseñó como la mejor de 2003 vuelve a las librerías en su versión completa, con 15 capítulos inédito, en una reedición de Trifolium que suma 500 páginas e incorpora hasta un subtítulo, "Transmigraciones y Máscaras". El escritor ourensano, colaborador de FARO DE VIGO, la presentará en varias ciudades de España, en septiembre.

- ¿Por qué mutilaste en la primera edición estos 15 capítulos, 200 páginas; por qué tal autocensura?

- Cuando me llamó el editor tenía una novela de 500 páginas. Creí que si le enviaba una novela de ese tamaño de una persona desconocida se iba a echar atrás. Depuré todos aquellos capítulos con digresiones y que ramificaban el argumento central, creyendo que así la digestión por parte de la editorial iba a ser más fácil. Ahora creo que fue una mala decisión, pero en aquel momento me pareció la más acertada.

- ¿Sobrevive "Nembrot" a estos 14 años entre la primera y segunda edición?

- Es una de las alegrías que me he llevado. No releo nada de lo que publico, lo he tenido que hacer ahora y es una novela que se mantiene bastante bien. No está circunscrita a una época determinada, y las digresiones son del mundo literario, no de algo actual que se degenere con el tiempo. Creo que la novela se mantiene bastante bien en el tiempo. La releí cuando Trifolium me propuso una reedición y la verdad es que esta novela me gusta.

- Goytisolo selecciona en el prólogo tu frase "se puede triunfar en cine, política o fútbol, pero en la literatura nunca". Entiendo que denuestas la farándula, no el éxito.

- En muchas ocasiones existen esos barrios marginales de la literatura que cultivan muy bien determinados escritores. Personas como Cela o Umbral, que son un estilista y un articulista prodigiosos, pero cuyos personajes creados alrededor de la literatura no me gustan. O Vargas Llosa. Me parece que tiene media docena de novelas magistrales pero a partir de un momento empezó a investigar y documentarse demasiado, capando la imaginación y la ficción. Desde hace ya 30 años no me interesa nada. Ahora se ha creado un personaje que por un lado él detesta, porque escribió contra eso con frecuencia, pero que por el otro alimenta.

-¿Es una osadía plantear una narración extensa y compleja en la era de los 140 caracteres?

- Es una osadía, pero ahora me doy cuenta, pasados 14 años de la edición, de que la novela es en la que he trabajado con mayor libertad. Mientras la hacía estaba convencido de que no iba a publicarse nunca. Es más, mi intención no era publicarla, sino que se quedara para mí, para guardarla en un cajón. Para reeditarla tuve que apelar a un amigo, al que le envío todo lo que escribo. Curiosamente tenía un disquete de aquel año con la novela original.

- ¿Sin ese amigo nunca se publicaría el "Nembrot" completo?

- Exactamente. Desde que yo empecé a escribir tiene absolutamente todo. Incluso cosas de las que me deshice porque a mí me parecen infames, pero tiene hasta las versiones de mis novelas; absolutamente todo lo que escribí, incluso lo que rompo. Él siempre recibe una copia de lo que hago.

- Y el amigo es...

- Es Jorge Velasco. Aparece en los agradecimientos del libro. Lo conozco desde que tenía 15 años y mantenemos una amistad que ya va a ser cincuentenaria.

- El núcleo de Nembrot describe la relación entre un escritor, Ernesto Bralt, y un lector, Horacio Oureiro, pero los personajes secundarios enriquecen la narración.

- La historia de Bralt y Horacio es casi una especie de subterfugio para todo lo que sucede alrededor; me di cuenta al releer la novela. Es una historia de una homosexualidad que late pero no llega a fructificar. La novela es un enorme homenaje a los autores que me influyeron y a los que iba leyendo: Stendhal, Flaubert, Borges, Onetti, Cortázar, Cunqueiro..., así como la música que fui escuchando durante 10 años, mientras la escribí. Todo se fue sumiendo, fue un aluvión. Los capítulos que suprimí en su momento tal vez sean lo más interesante. Es una reflexión acerca de la literatura narrada desde el punto de vista novelístico. Sé que no voy a escribir nada mejor que esto.

- Has manifestado que a un lector no hay que darle todo trillado. Decía Borges que la realidad no tiene obligación de ser interesante.

- Tengo claro que nunca he escrito para ningún tipo de lector. Cuando me pongo a escribir me planteo un reto a mí mismo. Creo que la gente que se acerca a mis novelas quiere enfrentarse a una obra que le ponga dificultades. Como en esa frase de Jean Genet: "la dificultad es la cortesía del autor con el lector". Sé que soy un poco cruel con el lector, que lo obligo a ciertos juegos o a estar muy metido en el mundo literario, a ser un lector avezado. Prefiero correr el riesgo de ser un peñazo que escribir cosas muy fáciles.

- ¿Escribes más que rompes o rompes más que escribes?

- Rompo muchísimo más de lo que escribo. No sé las novelas que he publicado hasta ahora, pero puede haber 25 de las que me deshice y de las que no guardo ni siquiera el recuerdo.

- ¿Cómo trabajaste este libro?

- Parto siempre del vacío, de una imagen, una idea o una sensación. Antes por supuesto está la influencia de toda la gente que he leído. En "Nembrot" hay capítulos largos en los que realmente sabía qué iba a hacer al día siguiente, pero en muchos no al ponerme delante del papel. Yo no sé jamás cómo va a terminar una novela.