El juzgado de Ourense vivió ayer un episodio atípico que perturbó la tranquilidad habitual de un mes de agosto en un edificio en el que la actividad cae notablemente. La escena protagonizada por un hombre citado a juicio fue estrambótica y sus actos previos en el calabozo de la Comisaría llegaron directamente a lo escatológico. La consecuencia es que está preso. Marcos D. R., que con 42 años acumulaba 10 detenciones, se presentó en el juzgado para un juicio rápido por amenazar de muerte a su expareja. Bloqueó una de las puertas giratorias de la entrada principal, trató de desnudarse para pasar el arco de seguridad y, en el juzgado de guardia, se puso a orinar en el vestíbulo. La juez ordenó su detención y, en una comparecencia celebrada ayer por la tarde, decretó su ingreso en prisión provisional por alteración del orden en un órgano judicial, desobediencia a la autoridad y delito de daños, además del delito machista.

Porque el individuo empezó a descontrolarse desde el momento de su detención. Según confirmaron fuentes policiales, Marcos D. R. fue detenido la noche del 10 de agosto por amenazar de muerte a su expareja. En los calabozos de la Comisaría de Policía Nacional, supuestamente defecó y atascó el váter con el pantalón. Después estampó sus heces por la pared de la habitación en la que estaba detenido. Según su versión ayer, antes de ir preso, pidió que lo atendiera algún policía y, al no recibir respuesta, se puso nervioso.

Tras esa acción, fue puesto a disposición de la juez de guardia este jueves. Durante al traslado en el vehículo policial, presuntamente causó daños. La magistrada de Instrucción 3 de Ourense acordó su puesta en libertad provisional y lo citó a un juicio rápido por presuntas amenazas en el ámbito de la violencia de género. La mujer tiene protección policial al estar considerada víctima de alto riesgo.

Con esa citación llegó ayer a mediodía al juzgado de Ourense. Quiso desnudarse por completo para atravesar el arco de seguridad y orinó en el vestíbulo de la sede de guardia. Además, fuentes policiales aseguran que, literalmente, "la armó", llegando a romper cristales en la oficina. La juez ordenó su detención. Un policía del arco de seguridad pidió refuerzos y los agentes lo redujeron.

El hombre fue atendido y tranquilizado por el 061. Una ambulancia lo trasladó de regreso a la Comisaría, esposado. Por la tarde volvió, ya más calmado. La noche la pasó ya en la cárcel de Pereiro.