Un Auditorio de tiros largos recibió ayer a los alumnos y alumnas de los grados de Educación Infantil y Educación Primaria, que celebraron con todos los honores, acompañados por familiares, amigos y la emoción propia de un momento que marcará un antes y un después en su vida, su acto de graduación e imposición de becas.
Son la cuarta generación de graduados, tras la adaptación al espacio europeo en materia de educación. Para despedirles en ese gran día estuvieron el vicerrector del Campus de Ourense, Virxilio Rodríguez; la decana de la Facultad de Ciencias de la Educación del Campus de Ourense, Mar García Señorán, y sus orgullosos padrinos de promoción.
"Fueron 80 alumnos de Educación Infantil y 70 de Educación Primaria; algunos no habrán podido asistir por estar trabajando seguramente, pero fueron los menos; este acto es muy especial para todos ellos", explicaba ayer el vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Educación, Xosé Manuel Cid.
La adaptación al espacio europeo redujo de siete a dos las titulaciones o grados del antiguo magisterio, "pero pese a todo hay números clausus, unos 75 por grado en primer curso y en la graduación de ayer siempre se estira un poco más y ayer estaban convocados 150".
En defensa de esta profesión de "mestre", ese guía silencioso que acompaña, primero al niño y luego al adolescente a encontrar su camino a través de la formación n y luego lo deja libre para que aprenda a volar solo, Xosé Manuel Cid reconoce que "como en todo, los puede haber mejores o peores, pero la profesión ha dado un giro en los últimos años, nada que ver con la del franquismo por ejemplo y ahora salen formados en idiomas, hacen prácticas de unos seis meses y sobre todo tienen una formación global para ser capaces de actuar también en todo tipo de conflictos", indica Xosé Manuel Cid.
Ayer esta nueva hornada de maestros vivió su gran día. Recibieron sus bandas y diplomas de manos de sus padrinos, Xosé Constela el de Infantil, y Stuart McNicholls, padrino de Primaria. La despedida del acto acto se hizo con música de Xosé Constela, fue solo el primer acto de una fiesta que continuó hasta el amanecer. Cuatro años de estudios bien lo merecen.
