Las 40.000 personas que está previsto que participen en la marcha, portando velas y con transistores en la mano para escuchar los cánticos y los rezos que se emiten desde el Santuario, iniciarán el recorrido a las 22.45 horas. A las doce de la noche se celebra la misa en la Catedral, presidida por el obispo, Leonardo Lemos Montanet. Posteriormente, la imagen volverá al Santuario, con lo que se dará por concluida la novena de Fátima, que dará paso a la celebración de las fiestas en honor de la patrona del barrio de O Couto durante el fin de semana.
El Santuario vivió ayer uno de los días más emotivos, con la celebración de la Ofrenda de Flores de las Madres. A pesar de que oficialmente la ceremonia se inicia a las 16 horas, las primeras empezaron a depositar sus ramos de flores a las 14 horas. Monseñor Leonardo Lemos presidió la celebración, entre cantos, con el rezo del rosario. El prelado dirigió unas palabras a las madres, que poco a poco fueron pasando por el altar para besar la imagen de la Virgen. Uno de los sacerdotes, Don Antonio, cantó una canción a las madres. Una madre recitó una poesía. Una abuela contó su experiencia con sus hijos y nietos. Los sentimientos fueron aflorando, a medida que transcurría la ceremonia.
Entre las mujeres que abarrotaban el templo y las inmediaciones de la puerta de entrada, había madres con hijos muy enfermos, con hijos con problemas y madres que habían perdido a sus hijos, por lo que llevaron flores, recordando a sus hijos fallecidos. "Todo eso se suma en torno a la Virgen, que tanto queremos todos", indica César González.
La tradición está tan arraigada, que pese a la aglomeración no faltan a la cita madres embarazadas y otras llevan a sus hijas pequeñas para que vivan esta experiencia desde la infancia. Incluso se está rompiendo la tendencia de que los hombres se queden al margen de esta celebración. Algunos de ellos ya empiezan a asomar, aunque constituyen la excepción.
Por lo general, las madres piden salud y trabajo para sus hijos, pero también "diálogo, encuentro y más tiempo para disfrutar en familia". Curiosamente, en esta celebración hay muy pocos hijos, que se reserva de una forma especial para las madres.
Las madres de O Couto constituyen una abrumadora mayoría -algunas de las que trabajan, piden el día libre o unas horas para asistir a la ceremonia-, pero también se suman muchas de la avenida de Portugal, Vistafermosa y otros barrios de la ciudad. Algunas llevan flores de los pueblos en los que tienen su segunda residencia, pero la mayor parte son claveles, gladiolos y rosas compradas en establecimientos de la ciudad.
