Unas cien personas pertenecientes a la plataforma de afectados por el enlace del Polígono de San Cibrán das Viñas con la Autovía Rías Baixas, con un presupuesto de 26 millones de euros -aportados por la Unión Europea y la Xunta-, realizaron una manifestación contra el trazado que pretende desarrollar la Xunta. Las razones por las que se oponen los vecinos al trazado elegido son que "incrementa el número de kilómetros casi un cincuenta por ciento", también "aumenta la pendiente de la calzada de un 2 a un 5%" en algunos puntos y divide o afecta parcialmente a seis núcleos de población.

Los vecinos proponen como solución ideal, el desdoblamiento de la Carretera Nacional 525, dotándola con un carril más en cada sentido. De esta forma, "el gasto quedaría reducido a la mitad", pero logrando "mejor resultado".

Un representante de la plataforma de afectados, David Rodríguez, destaca que el trazado elegido por la Xunta "rodea el núcleo de Pasadán y deja numerosas casas al pie de una rotonda en Currás", en la primera parte del trazado. Luego está previsto que una la Nacional 525, rodeando el Polígono Industrial de San Cibrán das Viñas, hacia la Zamorana -como recoge el anterior plan sectorial- por lo que pasa por núcleos como Calvos, Casanova, Mioteira y Cortiñas.

La Plataforma de Afectados "Sí viales útiles, non viales sin sentido" sostiene que "hay mucha gente afectada, no por derribo de viviendas, pero su vida va a pasar al lado de una carretera". Y destaca que la propia Administración gallega reconoce que esa carretera "va a tener una intensidad de tráfico muy baja", habida cuenta de que en la actualidad solo salen unos 4.000 vehículos diarios del Polígono de San Cibrán das Viñas hacia Madrid.

David Rodríguez asegura que el nuevo enlace del Polígono Industrial de San Cibrán das Viñas "aumenta las distancias considerablemente", con respecto al recorrido de la actual N-525. "La salida del polígono hacia Vigo, pasaría de 4 kilómetros a casi 10, y hacia Madrid, de los 6 kilómetros actuales a 9", con "una pendiente de hasta un 5% en algunos puntos, mientras que en la N-525 no llega al 5%", añade.

Los vecinos afectados sostienen que la asociación de transportistas Apetamcor considera "inútil" el trazado, por lo que comunicó a la conselleira Ethel Vázquez que no utilizarían la nueva infraestructura, porque "aumenta innecesariamente el recorrido" y contempla desniveles que se aproximan al 5% y rotondas que dificultan la circulación.

Los vecinos lamentan que todos los proyectos de trazado de enlace que se plantearon, "tienen el denominador común de rematar en la A-52 "entre las dos estaciones de servicio de Rande", por lo que critican que la administración "conceda prioridad a intereses particulares, frente a los intereses públicos". En ese sentido, destacan que se hizo "una curva muy pronunciada", de acceso a la autovía de Celanova, "para meter las vías de acceso entre las gasolineras de Rande".

Teniendo en cuenta estas circunstancias, los vecinos afectados no descartan la posibilidad de recurrir a la Fiscalía, para denunciar "un posible delito de desviación de poder".

El nuevo trazado parte de la Nacional 525, a la altura del taller Man, desde donde hace "una especie de 'S' enorme, monte a través, en lugar de optar por una salida recta, hacia la A-52", destaca David Rodríguez, además de subrayar que "pasa de una altitud de 200 metros a 400 metros, por la cabezonería de acabar en la gasolinera de Rande". Por lo tanto, "tiene que pasar el barranco do Gargantós, con un desnivel enorme, y hace otra curva en forma de 'S' para legar a la A-52", para salvar el pueblo de Calvos y "caer justo entre las dos gasolineras".

Los vecinos advierten de que el propio proyecto refleja que los camiones tendrán que circular a 40 o 45 kilómetros por hora, debido a las pronunciadas pendientes que tendrá. Sin embargo, en la actual N-525 "los camiones circulan a 90 kilómetros por hora".