La cadena de delitos que culminaron con la detención de Antonio G.B. en el barrio de Covadonga el 13 de octubre de 2014 comenzó cinco días antes con el hurto de una furgoneta que tenía las llaves puestas en las inmediaciones de una bodega de Castrelo de Miño. Ese vehículo sería utilizado ese mismo día para un atraco a punta de cuchillo en una gasolinera de O Piñeiral y cinco días después para romper la puerta de un bar en Carballeda de Avia y llevarse la máquina tragaperras.
El detenido, sobre el que pesan múltiples antecedentes penales, entre ellos una condena por un delito de robo con intimidación que había extinguido tres meses antes, permanece desde su arresto en prisión preventiva y ayer compareció en el Juzgado de lo Penal de Ourense para admitir los hechos que se le imputan y firmar una sentencia de conformidad que le impone seis años y siete meses de prisión por los delitos de hurto, robo con violencia e intimidación y robo con fuerza. Esta aceptación de su responsabilidad le beneficia con una rebaja en la pena, ya que inicialmente la Fiscalía pedía casi ocho años de cárcel aplicando la agravante de reincidencia.
Los sucesos que el acusado admitió ayer en el juzgado comenzaron el 8 de octubre de 2014 con el hurto de la furgoneta con la que Antonio G., de 47 años, se dirigió a la gasolinera de O Piñeiral, situada en el kilómetro 234 de la N-525, entre Ourense y San Cibrao das Viñas. Con el rostro cubierto por un pasamontañas y esgrimiendo un cuchillo de 20 centímetros se dirigió al encargado del establecimiento para que le entregase todo el dinero de la caja. Se hizo con un botín de 260 euros. Cinco días después, la madrugada del 13, estrelló la furgoneta contra la puerta del Bar Moderno de Carballeda de Avia y se llevó la máquina tragaperras.
La Guardia Civil relacionó ambos casos y se activó un dispositivo de búsqueda y localización del acusado, en el barrio de Covadonga. Allí estaba estacionado el vehículo y dentro, todavía la máquina tragaperras.
