Dos años y medio más tarde que su cómplice y tras permanecer huido, la Audiencia Provincial de Ourense ha condenado a diez años de prisión por cuatro delitos a Juan Carlos Ferro Monteagudo. Él fue el ideólogo del secuestro de 2007 a un ourensano que, según mantuvo el propio día del juicio, le adeudaba 1,6 millones de euros. El tribunal no ha encontrado, sin embargo, pruebas de que la víctima le adeudara dinero. Sí encontró suficientes para imponer un castigo más severo que el que pedía el fiscal a Ferro. El principal acusado de un caso que requirió un juicio para cada implicado, ha sido sentenciado por delitos de robo con violencia y uso de instrumento peligroso, lesiones con empleo de instrumento peligroso, detención ilegal y amenazas condicionales.

"Yo vengo aquí a reclamar mi dinero, lo que es mío. Soy totalmente inocente y ese sinvergüenza me tiene que pagar, que me pague. Varias veces vine a pedirle por favor que me lo pagara. Tuve que vender mi casa. Solo quería recuperar lo que es mío", insistió el cerebro del secuestro de Manuel L.I., un conocido también de la Policía puesto que fue investigado por asuntos de droga y blanqueo "aunque salí absuelto". absuelto". "Hay una persona cumpliendo condena en Portugal por su culpa", espetó en el turno final de palabra el acusado. "Tuvo problemas con otras personas y estuvo muy amenazado. Era de dominio público que Manuel fue agredido en varias ocasiones", dijo en la vista. Ambos se conocían por su relación en común con un conocido empresario de la ciudad dedicado a la comercialización de automóviles de lujo.

El 12 de diciembre de 2007 Manuel L.I. hacía deporte por la ribera del Miño y fue abordado a plena luz del día. Ferro Monteagudo y el arousano David Fernández Rey -condenado dos años y medio antes que el principal responsable pero fugado desde que el fallo fue firme y tenía que ingresar en prisión- pasaban desapercibidos como trabajadores de la limpieza. Cuando la víctima llegó a su altura, lo golpearon con herramientas de jardinero y una porra extensible. "Me propinaron golpes, me caí, se abalanzaron sobre mí", dijo la víctima. Los individuos le taparon la boca y lo introdujeron en una furgoneta que Ferro pidió prestada para una mudanza.

Los dos captores lo llevaron en primer lugar a su casa Mientras David lo custodiaba armado con un arma blanca dentro del vehículo, Juan Carlos subió al domicilio y se apropió de 2.000 euros, 900 dólares, 30.000 pesetas y un reloj de lujo, así como de diversa documentación pública y privada que el perjudicado reclamó varias veces, sin éxito, durante las llamadas de teléfono amenazantes posteriores. "Siempre quieres ir por las bravas", le dijo en una comunicación el condenado amedrentándolo con hacerle algo a él y a su mujer.

Los dos individuos se reagruparon en la furgoneta y trasladaron al ourensano, atado de manos y pies hasta las inmediaciones de Vigo. Lo taparon con unos cartones. Aparcaron en una explanada. Durante horas, la víctima permaneció retenida dentro del vehículo mientras Juan Carlos Ferro permanecía en otro lugar al que fue a entrevistarse con otra persona. Los acusados perseguían dinero pero la víctima, que negó tajantemente la deuda, dijo que no le precisaron la cantidad. Al igual que en la primera sentencia del caso, los magistrados de la Audiencia no encontraron pruebas de la deuda de 1,6 millones.

Manuel L.I. regresó a la libertad a las 23,30 horas de aquel día. Fue atendido en el servicio de Urgencias del Complexo Hospitalario de Ourense (CHUO) al regreso de sus diez horas de rapto y tuvo que recibir veinte puntos de sutura.

En los días siguientes sufrió amenazas por teléfono. La mayoría de las veces hablaba David por encargo de Ferro Monteagudo. El responsable del secuestro dejó solo ante la justicia a su cómplice al permanecer en situación de busca y captura casi 3 años hasta que fue detenido, antes del verano en un macro centro comercial de A Coruña. Ferro todavía tiene la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Supremo.