El folleto curioso se editó hace exactamente 100 años en la Imprenta y papelería de La Región de Ourense y lleva por título Memoria-Resumen del año de 1911, del Laboratorio Químico y Micográfico Municipal de Orense. Presentada por el director del laboratorio don José Fernández y Martínez.

Sin duda era toda una señal de modernidad y de progreso el funcionamiento de lo que vulgarmente se llamaba el laboratorio o Centro de Higiene Municipal que se había fundado el año de la memoria, destinada al Ayuntamiento que presidía entonces don Ildefonso Meruendano que fue quien dispuso se publicarse como hace constar con un certificado del acuerdo el secretario don Santiago Veiras Fernández.

La publicación tenía una finalidad pedagógica al difundir las enseñanzas derivadas de los estudios y análisis realizados buscando corregir irregularidades y animar a todos a cumplir con las exigencias de mayor higiene en todos los aspectos de la vida principalmente en alimentos, vacunaciones y desinfecciones.

Sin duda, la creación de un laboratorio de análisis de alimentos era el comienzo de una preocupación higienista, a la que se empezaban a dedicar esfuerzos mediante controles y observaciones, informando a los ciudadanos y a las autoridades para que ejercieran el control sobre todo aquello que tenía repercusión en la salud pública.

De algún modo el curioso y raro folleto nos permite recuperar lo que podríamos llamar el estado de salud pública e higiene del Ourense de la primera década del siglo pasado.

Comienza el director del Laboratorio Municipal recordando los comienzos de su actividad, nacida en e año 1910, siendo el 1 de marzo de ese año nombrado director José Fernández Martínez, sin embargo hasta segunda quincena de marzo de 1911 no se comenzaron a hacer los trabajos analíticos hasta montar el laboratorio que se dotó de "aparatos modernos, de precisión absoluta y de cuyo funcionamientos estoy completamente satisfecho".

Asegura además la seriedad y rigor con que se tomaron muestras y se analizaron vinos y leches.

Con palabras aduladoras acaba felicitando a la Corporación municipal por la "excelente y bienhechora idea" de crear el Centro de Higiene Municipal.

La memoria ordenadamente y con precisión da cuenta de los resultados obtenidos al analizar los alimentos de uso más común.

Leches. No se han producido intoxicaciones por su consumo, reconociendo que las adulteraciones comunes observadas se reducen al aguado y al descremado. Algunas infecciones bacterianas por la invasión "glosopédica" del ganado. Reconoce no obstante que la inspección de este producto era un tanto deficiente. En el cuadro de los análisis sobre 170 muestras hubo 32 buenas, 10 regulares y 128 malas, de las que 10 eran alteraciones nocivas y nada menos que 118 adulteraciones no nocivas, es decir el aguado que siempre estuvo presente en la mentalidad popular.

Aceite de olivas. Es de los productos analizados el más puro pero también afirma la memoria que es difícil encontrar un aceite perfectamente depurado y clarificado. De las 21 muestras realizadas no dio ninguna problemas, siendo 12 buenas y 9 regulares.

Pastas alimenticias. Los análisis deducen que se colorean artificialmente, pidiendo que como en San Sebastián, se prohíba el uso de las tales, admitiéndose solo las incoloras. Las 20 analizadas estaban adulteradas pero no eran nocivas

Vino. También en los de la región la adulteración más común es el aguado, los de Castilla todos estaban conforme a la ley de 84 muestras, 15 contenían adulteraciones nocivas.

Alcoholes y licores, casi todos resultaron buenos, los regulares o malos contenían "furfurol"o alcoholes superiores.

Carnes. No se comprobaron alteraciones o el uso de la "nivelina" para dar buen aspecto a las carnes en los meses de calor.

Vinagres. Procedían los analizados del vino, pero la mayoría estaban alterados pululando en ellos cantidades enormes de anguílulas y vegetaciones criptogámicas diversas.

Jarabes. Con cierta ironía se dice que a excepción de uno solo, "todos los analizados no contenían de las frutas y partes vegetales de que se componen más que el nombre", usos indebidos de colorantes químicos.

Azafrán. La mayor parte falsificados para aumentar su peso y dar aspecto fresco al azafrán, señalando la memoria que dado el alto precio del producto además del perjuicio a la salud era un fraude.

Pimentón. Producto de gran consumo en época de matanzas, se detectaron mezclas exageradas de aceite y sustancias minerales sobre todo el ocre rojo.

Aguas. No se practicaron análisis siendo tan importantes por el retraso en recibir los aparatos de bacteriología y problemas con el local destinado a laboratorio.

Además de cumplir con los trabajos encargados por el Municipio, el Laboratorio analizó productos por encargo judicial, del Gobierno Civil y consultas de particulares.

Tienen interés las observaciones y propuestas que se hacen para mejorar el cuidado de la salud pública como montar un servicio, que además resultaba muy barato, de vacunación antirrábica que evitaría dice se repitan "hechos tan poco edificantes y que nada dicen a favor de la cultura del pueblo como los acaecidos en esta capital el verano de 1909", habría que acudir a las hemerotecas para saber concretamente en que consistió este hecho lamentado.

Recomienda una colaboración eficaz con los veterinarios y propone sistemas económicos de desinfección de habitaciones y de ropas y la creación de un cuerpo de Policía Sanitaria constituido por un cabo y dos guardias que tendría a su cargo "El examen de la leche en la vía pública, la formación de un libro registro en el que se consignasen los nombres y apellidos, residencia, etc., etc. de las lecheras y se las obligase a traer vasijas provistas de una llave en su fondo, y que la tapa cerrase herméticamente, y en condiciones de ser precintada después de su examen? sería de su incumbencia la recogida de muestras y la de inspección y finalmente practicarían el servicio de desinfección y la vigilancia del Matadero".

Como remedio eficaz contra los productos inconvenientes la Memoria solicita que se dictase una disposición municipal, que ya estaba vigente en otras ciudades, obligando a los comerciantes de sustancias alimenticias al recibir sus géneros presentasen en el laboratorio una muestra para analizada poder autorizar o denegar su venta.

El técnico, meticuloso y responsable informe se completa hasta la página 15 de que consta, con una serie de gráficos con el número total de análisis efectuados durante el año 1911 que fueron 485, los análisis patológicos, 94, la relación y calificación de los análisis efectuados y la Composición de los vinos tintos y blancos de la provincia y la composición de las leches que se consumen en la capital.

Resulta pues altamente interesante la información ofrecida ya para la propia historia social que tan relacionada está con el consumo y la higiene, como para los estudiosos de la sanidad, de la enología o del comercio.

No tengo más datos al alcance, que se obtendrían con alguna conveniente investigación, sobre Don José Fernández Martínez director del Laboratorio y autor de la Memoria, pero si es claro que se trata de una persona muy responsable, rigurosa y sumamente clara a la hora de exponer los resultados de su trabajo en aquel Ourense de 1911 que inauguraba el conveniente control sanitario sobre los productos básicos de la alimentación.

(*) Archivero de la catedral y Delegado de Patrimonio de la Diócesis.