La vista oral por una supuesta agresión sexual prolongada en el tiempo enfrentó ayer en la Audiencia Provincial a una joven con su padre. Francisco P. S., vecino de Allariz, está acusado por la Fiscalía de abusar de su hija, que había sido declarada incapacitada por un trastorno bipolar y presuntamente fue obligada por su progenitor a mantener relaciones sexuales con él durante meses. El hombre, que no encontraba oposición porque la amenazó supuestamente con enviarla de regreso a un centro psiquiátrico, afronta una petición de condena de 14 años de prisión.

La joven se trasladó a mediados de 2007 al domicilio que el acusado compartía con su pareja en Allariz. "Unos tres o cuatro meses después", confesó ayer la víctima, el hombre supuestamente comenzó a obligarla a mantener relaciones con él, que se hicieron habituales entre febrero y julio de 2008.

Una o dos veces por semana, la llevaba a una zona de monte alejada del núcleo urbano, en la ruta que frecuentaban durante el verano para recoger agua de dos fuentes próximas, y en un lugar donde habitualmente no hay tránsito de personas, le ordenaba practicar sexo con él.

El fiscal añade en su calificación que, durante el mismo periodo, Francisco solía masturbarse delante de su hija, en una sala del domicilio en el que tenía asignada su patria potestad desde abril de 2008.

Además del testimonio de la joven, la acusación se sirve del hallazgo de una toalla donde se encontraron restos "compatibles" con el ADN de Francisco. Acompañado de la hija, un agente de la Guardia Civil localizó una toalla, en el interior de una bolsa de plástico que estaba escondida bajo unos helechos en la zona donde, según las descripciones del fiscal, se producían los actos sexuales.

El fiscal considera que el hombre y la joven utilizaban para limpiarse la toalla, que según el testimonio de la víctima "él llevó una vez y la dejó siempre allí".

La defensa no contradijo el informe biológico, ya que el acusado reconoció que sí se masturbaba en su domicilio aliviándose en el paño. El hombre negó hacerse tocamientos en presencia de su hija.

Francisco cree que está acusado porque "ella quería hacer su vida", evitando según declaró soportar riñas y las reprimendas que a veces supuestamente le dedicaba. La defensa mantiene, de esta manera, que la joven "fabuló" las supuestas relaciones sexuales mantenidas con el padre; una hipótesis que por contra fue descartada por la psiquiatra encargada de evaluarla durante su internamiento en el centro psiquiátrico de Toén, reclusión habitual entre 2005 y 2007.

Los expertos atestiguaron que la joven sufrió cuadros severos de depresión, sintomatología maníaca y episodios psicóticos que, durante un ingreso en el CHOU de junio de 2007, le produjeron alucinaciones donde creía ser violada. A pesar de este punto, uno de los forenses, la psiquiatra de Toén y un trabajador social de la misma institución explicaban ayer que constataron indicios de coherencia y veracidad en los estudios y entrevistas efectuados a la joven.

La Sala de la Sección Segunda intervino, en varios momentos de la vista, para dilucidar en las declaraciones de los testigos las zonas con más sombra. La presidenta preguntó por qué la joven terminó denunciando a su padre por presunto agresión sexual tras varios meses donde se generalizaron las relaciones. La hija dio a conocer los hechos con dilación, según transmitía al tribunal, "porque mi padre era un hombre agresivo, no podría marcharme de casa y temía volver al centro psiquiátrico. Tenía que tratarlo como un padre normal, aunque no lo es", sentenció.

También reconocía más episodios de agresión que los que se enjuician en esta causa. Según declaró, fue violada por su abuelo cuando era una niña y, las agresiones de su padre, se prolongaron cuando ella invitó a su pareja actual a convivir en la casa del acusado. Un novio anterior al que denunció en otra y que finalmente resultó absuelto , argumentaba ayer una de las líneas de defensa: "tenía relaciones con más de una persona".