Carne o pescado. Churrasco o arroz con bogavante. Lo más probable es que antes de elegir el menú para tal día como hoy hagamos más caso a nuestra cartera que a nuestras creencias. Porque ¿qué sentido tiene el sacrificio de no comer un chuletón de ternera cuando podemos zamparnos una parrillada de mariscos sin cargo de conciencia?

Reflexiones como ésta han propiciado la pérdida de valor de una prohibición impuesta hace siglos por la Iglesia en calidad de penitencia. Además, en la Edad Media sólo los ricos tenían acceso a la carne mientras que los pobres se alimentaban de los peces del río. Así, el sacrificio permitía también que aquellos conociesen en su propia carne el sabor de la pobreza.

Y aunque la norma sigue vigente y para algunos es incuestionable, los restaurantes ourensanos constatan que el Viernes Santo “es un día cualquiera” y que la carne ocupa su lugar en los platos de los comensales como en cualquier otra jornada.

Las especialidades de “Donde Jorge Asador” son el cochinillo y el lechazo cocinados a fuego lento en horno de leña. Y aunque también sirven platos de pescado en caldeirada o a la plancha, la carne sigue siendo hoy la estrella de la cocina. Jorge Novoa explica que no existe ningún secreto para lograr un cochinillo con el calificativo de exquisito. Un buen horno, buena leña y una materia prima de buena calidad bastan para servir un menú exento de pecado pero cargado de sabor.

Jorge ha intentado introducir carne de producción gallega en la carta de especialidades, pero asegura que no ha encontrado cochinillos ni lechazos en Galicia que cumplan sus exigencias de calidad. Así que tanto los cerdos como los corderos de leche vienen de Burgos y Aranda del Duero, respectivamente. Incluso la leña que utiliza para asarlos durante dos horas y media es encina de Extremadura, un combustible especial por su potencia calorífica y su escasa producción de humo.

Los que prefieren churrasco pueden elegir entre muchos de los restaurantes ourensanos que hoy abren sus puertas. De ternera, cerdo o mixto, siempre va acompañado de sus salsas picantes y sus chorizos criollos. Una delicia para paladares de poca fe que hoy, como cualquier otro día, pueden apreciar su gusto sin cargo de conciencia. Los sacrificios, dicen los creyentes más tolerantes, debe imponérselos uno mismo en cualquier fecha del año. Lejos quedan, pues, los tiempos de ayuno y abstinencia.

En Severino Parrillada se asan churrascos al gusto del consumidor todos los días y hoy no va a ser una excepción. El propietario Severino Álvarez adoba sin rencor quilos y quilos de carne con ajo, sal y perejil para ponerlos a la parrilla a sabiendas de que ni el Viernes Santo le restará clientela a su local. Además, la carta incluye siempre pulpo y bacalao a la gallega o a la parrilla, así que los fogones tienen el trabajo asegurado. Buen provecho.