Diez años, cinco meses y nueve días es el tiempo que lleva esperando Francisco Mayorgás a que el Obispado de Ourense le diga si puede montar o no su propia estación de penitencia, o lo que es lo mismo, una cofradía de costaleros con la que salir en procesión por la ciudad el Viernes Santo. Cordobés de Cabra y nazareno desde los ocho años, vive con auténtico fervor estas fechas que, afirma “para cualquier cristiano tienen que ser días de recogimiento y reflexión”.

Hace tres años que no puede viajar a Cabra para celebrar la Semana Santa y con la espinita clavada del rechazo del Obispado a su iniciativa decidió montarse su propia pasión de Jesús en miniatura. “Me aburrí de esperar y es una pena porque tengo unos amigos en Cabra que estaban dispuestos a venir a Ourense para llevar el paso a hombros”, lamenta. Así que, de la noche a la mañana, se convirtió en un artesano experto en marquetería con una Semana Santa a pequeña escala para él solito.

El primer paso que fabricó fue el Cristo crucificado con su trono, el mismo que quería hacer a lo grande y pasear por la ciudad con todos los honores. Después creyó necesario introducir una virgen y, cuando se dio cuenta, tenía en casa una procesión de once pasos en la que se recrean los momentos culminantes de la pasión de Cristo. Pero todavía no se siente satisfecho y quiere seguir trabajando: “Me gustaría incorporar la llegada a Jerusalén con Jesús agarrado a la columna y el desenclavo”. Compagina su nueva faceta de artesano con el trabajo en una tienda de piezas de repuesto para electrodomésticos y, a pesar de que nunca había realizado trabajos manuales de tipo artístico, su obra está cargada de expresividad.

Trabaja los sábados y los domingos con auténtica devoción y siempre sin proyectos previos: “Es todo improvisación, trabajo sin diseño y sin saber qué materiales voy a utilizar. Me imagino la escena y empiezo a trabajar con madera, flores y materiales que voy encontrando en los comercios”.

Su obra está expuesta en el escaparate de la Librería Xovial de la calle Manuel Murguía de Ourense, aunque a Francisco Mayorgás le gustaría que todos los ourensanos pudiesen disfrutar de ella en una sala en condiciones. Pero tampoco este sueño ha tenido buena acogida hasta el momento.

En todo caso, y lejos del pueblo en el que ha sido nazareno, costalero y hasta portador de estandarte, Francisco sigue viviendo esta semana con “pasión en todos los sentidos”. Los actos que se celebran en Ourense carecen para este cordobés de auténtica emotividad y por eso no participa ni en calidad de espectador: “Parece una Semana Santa poco arraigada, me deprime”, concluye.