El gobierno de Cangas pretende humanizar la explanada de Ojea y para ello cuenta, a priori, con una idea consensuada entre los socios de gobierno y con el permiso de Costas del Estado, aunque no con su compromiso de inversión ni con los fondos propios necesarios para ejecutarla en su conjunto, lo que podría demorar los plazos. La propuesta municipal contempla reubicar el helipuerto en terrenos de la unidad de actuación 5 (Altamira) próximos al centro de salud y convertir la zona que ahora ocupa en un "punto de encuentro" junto al mar, al que se dotaría de algunos elementos marineros, como una gran ancla almacenada en Massó o una barandilla perimetral que sierva para mejorar la seguridad de los peatones entre la Praza das Pontes y el paseo de O Señal. También se propone tapar las fachadas interiores de varias naves con cortinas vegetales y darle un lavado de cara a las exteriores, por ejemplo a través de una intervención artística, así como reorganizar los aparcamientos para eliminar el tráfico rodado en ese ámbito.
De este asunto hablaron la semana pasada el alcalde, Xosé Manuel Pazos, y el edil de Urbanismo, Mariano Abalo, con la jefa provincial de Costas, Cristina Paz Curbera, más proclive a dar los permisos que a poner el dinero para llevar a cabo la intervención. El departamento estatal ya instó hace varios meses al Concello a impedir el aparcamiento en la zona del helipuerto por el alto riesgo de hundimiento, las placas de pizarra levantadas y los síntomas de que el mar está "trabajando" por debajo, provocando que el pavimento se hunda. Así lo aseguran sus técnicos y lo confirmaron, en una reunión in situ, a la concejala de Obras e Servizos, Mercedes Giráldez, y al jefe de la Policía Local, Alberto Agulla. Desde entonces, el paso a la zona está cerrado con una cadena y varias piedras que impiden el paso. Repararlo en condiciones, desde la base, necesitaría una inversión próxima a 1,5 millones de euros que nadie está en condiciones de aportar, por lo que se estudian soluciones más modestas.
Giráldez es partidaria de que Costas retire las losetas de pizarra que están sueltas, asiente el terreno con una base de hormigón u otros materiales y refuerce los muros de piedra que dan al mar antes de que el Concello actúe en la superficie del helipuerto. También se muestra cauta sobre la reubicación del helipuerto en la UA-5, porque la zona se explanó con escombros de obra triturados y necesitaría una capa de hormigón para evitar que se desprendan esos restos por la fuerza del viento que generan las hélices, con las consiguientes molestias y peligro para las personas y casas que lo circundan.
