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Trágica semana en el mayor arenal urbano de Cangas

La cadena de pasos para sacar una vida a flote

-Solo se debe acudir a retirar a la víctima del agua si está en una zona segura -Si no respira, es fundamental practicar maniobras de respiración cardiopulmonar

Por este orden, sin saltarse ninguno y ejecutándolos lo más rápido posible. Un instructor de la asociación Educación e Formación en Emerxencias de Galicia (Efega), Óscar Graña, repasa para FARO la cadena de pasos que se debe seguir ante un ahogamiento.

La prevención es el primer peldaño de la estrategia divulgada por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias para evitar estas situaciones. Pero una vez que se producen, lo importante es detectarlas. "Muchas veces, los que están alrededor no se dan cuenta", señala Graña, de ahí la importancia de que quien se vea en dificultades, si está consciente, reclame ayuda.

Este técnico de emergencias sanitarias insiste en que los rescates son cosa de los socorristas profesionales, por lo que un testigo que presencie un ahogamiento solo debe intentar retirar a esta persona del agua si está en una situación segura. Es decir, si hace pie, es una zona sin riesgos y el mar está tranquilo. El peligro que se corre si se auxilia sin reunir estas condiciones de seguridad es ser arrastrado y acabar también ahogado. Así que si estas no se dan, hay que saltar al siguiente paso de la cadena: buscar algo para proporcionarle flotación mientras llega el socorrista o efectivos de salvamento.

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En cambio, si es seguro acceder al ahogado, la primera maniobra al alcanzarle es apartar su boca y su nariz del agua. Tras sacarlo del agua hay que valorar su estado. Se pueden dar tres opciones. La mejor es que la persona esté consciente, porque podrá comunicar si tiene algún problema para trasladar la situación a los servicios de emergencia. Si no está consciente, hay que comprobar si la víctima respira. Se puede hacer verificando si su pecho se infla o no o acercando la mejilla a su boca. Si presenta signos vitales, hay que colocarla de lado para que no se atragante si expulsa el agua tragada o vomita, y alertar a los servicios de emergencia.

El peor de los escenarios es que la víctima no esté consciente y tampoco respire. "Es fundamental que se mantengan oxigenados los dos órganos principales, el corazón y el cerebro, porque transcurridos diez minutos sin bombeo de sangre, las posibilidades de que alguien sobreviva son nulas", resalta Óscar Graña. Hay que practicarle las maniobras de reanimación cardiopulmonar. El instructor de Soporte Vital Básico, Desfibrilación y Primeiros Auxilios, entre otros, destaca la importancia de que la población esté formada en ellas y lamenta que "estamos a la cola de Europa" en ello. Si no se conocen, está "el comodín de la llamada". El personal médico del 061 dará las indicaciones telefónicas.

Se pone a la víctima boca arriba sobre una superficie plana y estable. El masaje cardiopulmonar consiste en un ciclo de 30 compresiones del pecho -en el medio, sobre el esternón- fuertes -que se hunda unos 5 centímetros- y rápidas -a un ritmo de 100 veces por minuto-. Se alterna con la respiración boca a boca. Se abre la vía aérea echando la cabeza hacia atrás y se insufla aire dos veces. Así se trata de sustituir dos funciones básicas: el bombeo del corazón y la ventilación de los pulmones. Las maniobras solo se interrumpen si la víctima recupera las constantes, si lleguen profesionales de emergencias en sustitución o si se está "exhausto".

Otra de las cuestiones "importantísimas" es la comunicación del ahogamiento a los servicios de emergencias. Cuanto más tranquilo se esté, para dar el mayor número de indicaciones posibles y con la mayor precisión, mejor. Jamás se den separar del teléfono desde el que han alertado porque será el que usen de referencia si necesitan volver a comunicarse.

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