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Barberos de antes para tiempos modernos

El auge de la barba revitaliza la labor de estos profesionales y las barberías

Eloy Entenza Gómez en su "old school barbershop" de Bueu. // Gonzalo Núñez

La barba -bien cuidada- está de nuevo de moda y forma parte de las últimas tendencias de estilo. Una suerte para los barberos de toda la vida y para aquellos que buscan inspiración en aquellos tiempos de la "vieja escuela". Este auge se puede palpar en las grandes ciudades, pero también en lugares más pequeños... como Bueu. Allí ha desplegado sus tijeras y navajas de afeitar un joven de la localidad con un negocio al que no ha dudado en llamar "Old school barbershop". O sea, barbería de la vieja escuela. Toda una declaración de intenciones que ya es patente desde el mismo exterior con la recuperación del mítico "pirulo". Un elemento identificativo de los barberos y que se enciende al caer la tarde. Una imagen de antaño en estos tiempos modernos y digitales.

El interior del establecimiento parece casi un túnel del tiempo, un museo de esa barbería de vieja escuela. El responsable es Eloy Entenza Gómez, que a finales del año pasado dejó el local que ocupaba en el centro de Beluso y decidió probar suerte y desplegar imaginación en el centro del municipio. Los clientes que se ponen en sus manos se sientan sobre dos sillas con más de un siglo de antigüedad, las clásicas de esmalte de porcela. "Tienen más de 100 años y son complicadas de conseguir porque se han revalorizado mucho. Éstas las restauré con ayuda de amigos y de mi madre", cuenta Eloy, de 22 años de edad. "Me gustan porque me ubican en lo quiero hacer: algo clásico, pero al mismo tiempo moderno y que es lo que viene", añade. Esta tendencia se afianza y los gurús de la moda y el estilo pronostican que irá a más. "A veces me sorprende que venga aquí gente de fuera de Bueu que han oído hablar de mí", confiesa este "old school barber".

A su alrededor hay numerosas fotografías antiguas de hombres con barbas y bigotes bien cuidados, así como un vinilo de gran formato con uno de esos barberos de antaño en plena faena. A su alrededor numerosas placas de matrículas originales de estados y condados de Estados Unidos, máquinas fotográficas, una televisión o una caja registradora que en sí misma es una joya. O las bicicletas antiguas, que constituyen "una alusión al medio de transporte más común en otros tiempos".

En esta suerte de museo de la barbería solo hay un elemento discordante, pero que tiene su razón de ser. Es una imagen de gran tamaño de Marino Gómez, el que fuera el gran organizador de las fiestas de Bueu, a bordo de su embarcación. "Era mi abuelo. Si él fue capaz de alimentar a siete hijos con 20 nasas yo tengo que ser capaz de llegar a algo con a tijera y un peine", sentencia este barbero de la vieja escuela.

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