El párroco de San Martiño, Manuel Barros, ha completado los pasos para que se puedan iniciar las obras de reparación de la iglesia, tras la caída hace un mes, de un escudo de piedra ornamental del campanario que se desplomó sobre el tejado causando daños en las tejas por los cuales se producen goteras en el templo. Por esta razón urgen todavía más las obras de restauración cuya responsabilidad, una vez que cayó la piedra, se estuvo debatiendo entre las diferentes administraciones municipal, eclesiástica y Patrimonio de la Xunta. Finalmente, la Iglesia asumió la responsabilidad de las obras, como titular del templo, y el párroco inició la tramitación de la reparación siguiendo las indicaciones del informe que Patrimonio había remitido al Concello con los pasos que debían seguir para retirar la piedra que desde que cayó permanece en el mismo lugar, en una orilla del tejado.
Manuel Barros asegura que contrató en primer lugar la redacción del proyecto de reparación a un arquitecto local, con un coste de unos 600 euros, y se pidió un presupuesto de las obras a un contratista, que las ha valorado en algo más de 7.000 euros. El párroco señala que toda la documentación se ha remitido a Patrimonio para que autorice los trabajos y que está a expensas de dicha autorización para que se puedan iniciar las obras. En el proyecto se contempla la colocación de la piedra en su lugar original en el campanario.
Por el momento no ha trascendido qué motivó la caída ni se ha podido confirmar las primera sospecha de que la piedra cayó debido a que alguien intentó subir al tejado para coger un balón y al agarrarse al cable pararrayos tiró la piedra. Otras fuentes también apuntan a que en el campanario se hicieron unos trabajos y la piedra se cayó.
Lo cierto es que el párroco tiene que afrontar ahora un arreglo de cuantía importante. Ayer tenía previsto presentar el proyecto de restauración a los feligreses, tras la misa de las siete de la tarde, para que estén informados. Niega que se haga con la intención de realizar una colecta para sufragar las obras, como había trascendido, aunque sí reconoce que los feligreses siempre se han portado en este sentido. Reconoce que la parroquia tendrá que afrontar los gastos porque el seguro asegura que no es de su competencia.
Con respecto a que si la piedra puede resultar peligrosa que siga en el tejado en plenas Fiestas de San Martiño, el párroco asegura que no cree que suponga un problema para las personas porque, aunque en la orilla, está bien asentada.
