Si en 2013 se notificaron 51 animales muertos por ataques de lobo, al ejercicio siguiente la cifra se dispara más del doble: 121 reses perdidas y 32 avisos, y pese a que no hubo ataques constatados en Dozón, Rodeiro ni Silleda. En ese 2014 los daños se concentran en Tabeirós-Montes: 5 reses en Cerdedo, 11 en Cotobade, 44 en A Estrada y 26 en Forcarei. Por tipo de animales, se certifica la pérdida de 72 ovejas, 30 vacas, 17 caballos y 2 cabras.

En 2015 la cifra vuelve a crecer: 99 avisos a Medio Ambiente y 255 reses muertas. El grueso de los ataques se concentra, de nuevo, en A Estrada: 75 casos y 215 animales atacados. Sorprenden, aquí, las 97 cabras, por eso son la segunda especie más damnificada en el cómputo general. Con las cifras estradenses, las que aportan el resto de municipios parecen hechos puntuales: 17 reses muertas en Lalín es el segundo valor más alto.

Fue 2016 el año más virulento en las incursiones del lobo: se elevan 109 partes para dejar constancia de la pérdida de 280 animales: 137 ovejas, 76 cabras, 39 vacas y 28 caballos. Las pérdidas más grandes se dan, una vez más, en A Estrada, con 152 animales sacrificados: En Lalín fueron 31, los mismos que en el ya unificado Cerdedo-Cotobade. Forcarei y Vila de Cruces pierden 20 animales cada uno por estos ataques, mientras que en Silleda son 13, en Agolada 6 y en Rodeiro, 7. Dozón pasa tres años sin incursiones mientras que en Agolada y Silleda hay dos ejercicios sin denuncias, y uno tanto en Rodeiro como en Cruces.