El arco de A Carixa, que a principios del siglo pasado se usó para unir las localidades de Martixe, en Silleda, y la de Merza, en Vila de Cruces, ya luce remozado después de un mes de obras y otros seis de trámites para conseguir los permisos y la financiación necesaria para costear los 143.700 euros de rehabilitación. Los trabajos que acometió la empresa Taboada y Ramos quedaron certificados ya a finales de diciembre, de modo que ahora quedan tan solo unos retoques como la retirada de pintura. El puente hace años que no se utiliza para paso de personas, pero es casi un símbolo de la zona. Los trabajos para recuperar las piedras caídas en la corona pudieron acometerse gracias a una ayuda de 100.000 euros de la Consellería de Medio Rural y otros 40.000 que aportó Presidencia. En principio, los 3.700 restantes iban a aportarlos de forma solidaria los municipios de Vila de Cruces y Silleda, aunque éste finalmente asumió solo su parte de coste del proyecto. Cruces obtuvo esa cuantía de un convenio que había firmado con Gas Natural Unión Fenosa sobre conservación de puentes.