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Senén Fente Díaz: "En París se está viviendo ahora la moda de abrir bares de tapas por todas partes"

"A pesar del conocido chovinismo que hay desde siempre en este país, al francés le gusta mucho probar todo lo que viene de fuera"

Senén Fente y su esposa posan con algunos de los productos que comercializan en Francia. // Bernabé

Colocar los productos de la gastronomía gallega en pleno corazón de París es el objetivo que se ha marcado Senén Fente Díaz, un rodeirense que lleva desde niño viviendo a orillas del Sena, aunque siempre que puede se planta en Lalín para visitar su propiedad en compañía de su esposa de origen brasileño o alguno de sus hijos. Fente es el prototipo del hombre hecho a sí mismo a base de trabajo y esfuerzo, y con la convicción de que sólo así es posible alcanzar lo que te propones en todos los órdenes de la vida. Desde hace un tiempo su establecimiento "La Vendimia d'Espagne", en el número 2 de la Rue Hégésippe Moreau, cerca de Montmartre, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes del made in Galicia. Fente atiende la llamada de FARO DE VIGO en un punto indeterminado entre Bélgica y la frontera alemana.

-¿Cuándo se decidió a abrir una tienda de delicias galaicas en una ciudad tan refinada como París?

-Llevamos abiertos unos tres años vendiendo de todo lo que tiene que ver con los productos gastronómicos de Galicia. Nos pareció una buena idea tanto a mi mujer como a mi, y creo que hemos acertado con este establecimiento. En La Vendimia d'Espagne puedes encontrar desde vinos como albariños, ribeiros o mencías hasta charcutería y quesos. Trabajamos mucho con empresas dezanas como Embutidos Lalinense o Cooperativa Hoxe, así como con San Simón. Se trata de una serie de productos muy apreciados en Francia, donde como sabes la gastronomía forma parte importante de su cultura.

-¿Venden sólo a la clientela particular o también distribuyen a establecimientos hosteleros?

-No. También hacemos la distribución de este tipo de productos a muchos restaurantes de París y del resto de Francia. Nosotros somos importadores, aquí en París, y al mismo tiempo distribuimos. Los embutidos y la charcutería están siendo muy demandados tanto por restaurantes de cocina española como los propios franceses. Ahora mismo estamos viviendo un momento muy especial porque en París llegó la moda de los bares de tapas, que están teniendo mucho acogida. Cada vez hay más, y es un fenómeno curioso porque no te puedes imaginar la cantidad de locales de tapas que de un tiempo a esta parte se abrieron en todo París.

-Supongo que los productos gallegos en Francia se encarecen por los impuestos. ¿Cómo lleva el cliente ese incremento de los precios?

-Lo tienen muy asumido porque saben perfectamente que nosotros tenemos que pagar en la aduana los aranceles que están en vigor en este país. Te puedo decir que las cargas fiscales en Francia no tienen nada que ver con las de España. Son bastantes altas y por eso no nos queda más remedio que poner precios que en Galicia o el resto de España serían impensables para nuestros productos. De todas formas, París es una capital con un nivel de vida muy alto, y la gente está acostumbrada a pagar precios altos por casi todo. De todas formas, nosotros vendemos mucho a emigrantes que no quieren perder el vínculo con su tierra, aunque sea disfrutando de un buen vino o de una pieza de charcutería. Sin embargo, entre la clientela son mayoría los franceses. Al francés le gusta mucho los productos que proceden de España, y no te digo nada si son de Galicia. Siempre pienso que esa una de las pruebas de que tienen buen gusto, también a la hora de comer.

-¿Compagina la tienda de Montmartre con la Casa de Galicia?

-La verdad es que trabajamos mucho porque llevamos las dos cosas. Nos gusta trabajar, por ejemplo, con bodegas pequeñas de Galicia porque ahora es lo que la gente quiere. Los pequeños productores son cada vez más los preferidos por todo tipo de clientela.

-¿Le resultó complicado vender vinos gallegos o del resto de España en un país como Francia?

-Si te soy sincero, yo pensé que me iba a resultar más difícil colocar vino gallego en Francia. Además, tenemos un buen comercial que trabaja muy bien en todos los restaurantes que visita, algo fundamental en este negocio, y más aún si se trata de la ciudad de París. A pesar del conocido chovinismo que hay en este país, al francés le gusta mucho probar todo lo que viene de fuera. Y, como te decía antes, lo de las tapas está haciendo furor por aquí, y también en países limítrofes que se contagiaron.

-¿Se refiere al norte europeo?

-Sí, sí, te hablo de lugares como Holanda o Bélgica donde ahora se ven cada vez más locales de este tipo. Hace poco estuve de viaje de trabajo en Maastricht y te puedo asegurar que la ciudad estaba llena ya de bares de tapeo. Y no sólo locales de españoles, también de holandeses que procuran copiarnos consiguiendo productos españoles, que los combinan con cerveza, que es la bebida más extendida en esos países. También estoy asombrado con la cantidad de Estrella Galicia que se vende en París. Sobre todo en la Casa de Galicia la gente es lo que pide.

-¿Prefiere la tienda a la Casa de Galicia a la hora de dirigir?

-Tengo que decir que es mi esposa la encargada de llevar La Vendimia d'Espagne, y la verdad es que lo hace muy bien. Llevamos juntos ya 12 años, y nos complementamos muy bien porque ella hizo un curso de enología, y además es una perfecta conocedora de los productos españoles y de Galicia que comercializamos y distribuimos en Francia. Es muy completa.

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