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Perspectivas de cara a la nueva temporada cinegética

Los cazadores auguran una buena población de conejo y alertan del exceso de jabalí y zorro

El volumen de incendios en Dozón sí afectó a la caza menor -El águila y otras aves de presa son un problema para la perdiz en los montes de Lalín -El Tecor Farelo intenta recuperar el faisán con la siembra de 25 parejas

Un cazador posa con sus piezas y su perro, en una campaña anterior. // Bernabé/Gutier

A tres semanas escasas de que arranque la temporada de caza menor, el 15 de octubre, las sociedades cinegéticas se muestran, en general, optimistas de cara al volumen de piezas de conejo y perdiz. En mayor o menor medida, los colectivos de los seis municipios dezanos han realizado siembras, pero también muestran su cautela respecto a cómo se está comportando, meteorológicamente, el presente mes. "Si en agosto y septiembre se conjugan temperaturas elevadas con humedad, es más fácil que se propague la vírica entre los conejos", explica el presidente de la Sociedade de Caza, Pesca e Tiro de Silleda, Jesús Caramés.

Este colectivo, por problemas de presupuesto, sembró en torno a 200 conejos -la quinta parte del año pasado-, en zonas en las que apenas había ejemplares. Esta vez se optó por priorizar los desbroces y la retirada de maleza para, precisamente, adecuar el monte para la caza menor. En cuanto a la perdiz, no fueron necesarias las repoblaciones porque quedan ejemplares de temporadas pasadas, aunque sí se harán nuevas siembras en enero y ya de cara a la próxima campaña, porque así se asegura su adaptación al medio con tiempo suficiente.

La existencia de perdiz en los montes de Silleda se debe a que apenas sufre los ataques de depredadores como el águila, un problema que sí detectan los cazadores lalinenses. Su presidente, Julio Mariño, explica que en los últimos años fue muy notable la presión de las aves rapaces, así que "cómo empezará la campaña con respecto a la perdiz es toda una incógnita" también por otra cuestión: las tormentas provocan que los huevos queden sin fertilizar, con lo que normalmente acaba naciendo solo la mitad de polluelos, como indica el presidente de la Sociedade de Caza de Dozón, José Rodríguez. Tanto en este municipio como en Lalín se constata la presencia de más conejos que el año pasado. En los montes lalinenses se sembraron en torno a 1.200 ejemplares, frente a los casi 3.000 de otros años. Este recorte se debe al escaso margen de tiempo con que operó la nueva directiva -Mariño ascendió a la presidencia el pasado 30 de abril- y, también, a la falta de medios materiales. No hay que olvidar que, con la anterior junta, se había rebajado la cuota anual motu propio y sin atender a cuestiones legales, como recalca Mariño. Ahora, los socios vuelven a pagar 150 euros al año, pero éstos se abonan al comienzo de la temporada, de modo que los trabajos de siembra y desbroces tienen que asumirse con cargo a los remanentes que vaya teniendo la sociedad.

En cuanto a Dozón, pese a que se augura más población de conejo, no ocurre lo mismo con la perdiz, que crió bastante peor que en la pasada temporada. Este municipio es, junto al de Agolada, el más afectado de la comarca por los incendios forestales del verano. "Una de las zonas buenas de caza es la que está ya lindando con Piñor, y en ésta se produjo media docena de fuegos", señala Rodríguez. No en vano, Dozón es también el único concello de Deza con Zonas de Alto Riesgo (ZAR) de fuegos, según el Pladiga de este año: son las parroquias de Santa María de Dozón y Bidueiros.

Las buenas perspectivas en cuanto a conejo se mantienen también en Agolada y Rodeiro, pero no así en Vila de Cruces. Desde el Tecor Farelo, en tierras agolesas, José Manuel Blanco indica que este año no se realizaron siembras ni de esta especie ni de perdiz, pero sí de 25 parejas de faisanes. "Nuestros animales están sobreviviendo a la vírica",explica. Es una situación idéntica a la que se da en los montes de Camba. En cuanto a Cruces, el problema de la caza menor no se encuentra en la propagación de las plagas o la densidad de depredadores, sino en el estado del monte y en el aprovechamiento del suelo. El presidente de los cazadores, Luis Taboada, es consciente de la necesidad de desbroces "ya que hacia Ponteledesma está todo convertido en una selva". Pero no es nada fácil ni seguro realizar quemas controladas en parajes salpicados por sucesivas plantaciones de eucaliptos y pinares, las dos especies pirófitas por excelencia. "Estamos sembrando y organizando los montes, pero veo un futuro muy pequeño", añade.

Menos corzo debido al lobo

La caza mayor arrancó a finales de agosto y su situación ya resulta más desigual según qué zona. El jabalí sigue teniendo una gran densidad en los montes trasdezanos ya que, aunque no se realizó ninguna batida, sí hubo contactos con la sociedad de caza para dar parte a las aseguradoras por destrozos. Las batidas que se autorizaron otros años sí mermaron los daños en Dozón y Vila de Cruces, donde durante la campaña anterior se mataron 70 y hace dos, 90. En lo que va de temporada, se abatieron ya 10. La situación contraria se da en Lalín, donde sus siete cuadrillas aún están a la espera de estrenarse. El jabalí es uno de los grandes depredadores de la caza menor, ya que devora tanto las crías de conejo como los huevos de perdiz.

En cuanto al corzo, esta especie acusa tanto la presión del lobo como los efectos de la peste, al menos en tierras de Dozón. Años atrás, el lobo mermó de forma considerable la población de jabalí en Agolada, donde incluso atacó a canes de caza. "No sabremos qué población tenemos de lobo hasta que salgamos al monte", explica el presidente del Tecor Farelo.

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