La nueva Asociación Carabelo nace hermanada con la de O Mencer, la cual fue su fundadora. Esta nueva entidad ayuda a familias en riesgo de exclusión, centrándose en los pequeños ofreciéndole ayuda escolar, pero también realizan terapias y charlas para la integración social. La presidenta, Valentina Díaz, se encuentra trabajando en ella desde sus inicios, hace cuatro años, y espera seguir haciéndolo ya que con el paso de los años las necesidades que se perciben en Lalín, en este ámbito, son mayores.
-¿Cómo surgió la idea de crear esta asociación de ayuda escolar a familias en riesgo de exclusión?
-Surgió con una compañera voluntaria de O Mencer, Lala García, coordinadora de la parte del colegio hasta el año pasado que por motivos personales no vive ya aquí. Entre las dos empezamos con la iniciativa del apoyo escolar.
-¿Había mucha gente que demandase ese apoyo?
-Dentro de la asociación de O Mencer, había un montón de niños y nosotras ya habíamos realizado voluntariado en otros lados y nos preocupaba la parte de infancia, nos parecía muy importante y empezamos con una convocatoria. Al principio había pocos niños, pero cada año aumentaba la cifra, hasta un tope de 60 el año pasado. Al principio empezamos solo con el apoyo de deberes, pero luego vimos miles necesidades más, como la parte de dentista, oftalmológica y médica. Por lo que aumentamos hacia otros lados. Con el paso del tiempo te vas dando cuenta de las necesidades que hay que cubrir.
-¿Cuentan con el apoyo de alguna empresa?
-Para la parte médica contamos con el apoyo de una dentista que es María Fontán, que ha estado ahí desde los inicios, ofreciendo revisiones y tratamientos. Ella subvenciona algunos, nosotros ayudamos con los demás costes, por eso también es tan importante la subvención del Concello. También está Esther Cortés que realiza las revisiones oftalmológicas y dona las monturas y nosotros tratamos de pagar los cristales. Contamos con la doctora Carmen García que les da las charlas sobre higiene.
-¿Las ayudas están centradas en los inmigrantes?
-Tenemos mucha población de inmigrantes, pero también hay mucha española. Dentro de los inmigrantes tenemos marroquíes, brasileños, colombianos, venezolanos, entre otros. Hay mucha diversidad aunque también tenemos gente de aquí. Es solo gente de Lalín que atendemos es usuaria de O Mencer.
-¿Los voluntarios coordinan su trabajo con el servicio?
-Sí, hay voluntarios que trabajan fuera, otros que en estos momentos no están trabajando y colaboran con más horas. Se puede colaborar con una hora por semana, con eso ya nos ayuda porque nosotros coordinamos los horarios. No tienen que ser profesores, porque ofrecemos acompañamiento a las familias para que vayan al médico o otros servicios.
-¿Cuáles son las familias que necesitan más ayuda para inclusión social?
-Nosotras, justamente este año, queremos centrarnos en eso, queremos trabajar con las madres. No solo a través de los niños se puede hacer la inclusión, sino que tiene que ser un trabajo con la familia también. Nosotros tenemos que ayudarles a que se integren. Por eso queremos hacer un montón de actividades centradas en las madres y en los padres para que crear lazos y fuentes. Queremos ayudarles a entender un boletín de notas, a saber pedir una cita médica o como rellenar un formulario; así pueden ser más autónomos.
-¿El idioma les resulta muy difícil?
-Los niños son esponjas, aprenden el idioma muy rápido. Tenemos una niña que vino de Marruecos y a los dos meses era una pasada. El niño va a la escuela, está todo el tiempo en contacto con el idioma. Para los padres, pero sobre todo para las madres es más difícil. Muchas de ellas no trabajan, están todo el tiempo en casa, por eso no tienen contacto con el idioma para aprenderlo. Por eso insistimos en hacer cursos y charlas con el idioma y ellas mismas nos los piden.
