Los escalos que se capturan en la fiesta de Couso salen del río y se degustan en el momento. Ayer hubo pescadores que antes de la hora de cierre matutino de la competición vaciaron ya sus piezas en la pesa junto a la barra de la comisión de fiestas para anotar su peso y entregarlas para ser cocinadas y que llegasen a tiempo para la sesión vermú. Rebozadas en harina de maíz y bien fritas en aceite de oliva, se convirtieron en suculento bocado para acompañar el refrigerio. Pinchos de mejillones, tortilla, "porquiño á brasa" sobrante de la cena del sábado y pimientos completaron la propuesta culinaria de la cita, en la que no faltó el tradicional "pulpeiro".

El buen tiempo contribuyó a la afluencia de público en una fiesta que el próximo año cumplirá cuatro décadas y que tiene sus orígenes, según recordaban ayer algunos de los presentes, en una iniciativa impulsada en su día por un grupo de jóvenes y por el ya fallecido profesor Olimpio Arca Caldas para acondicionar la zona del río, a raíz de la que surgió la creación de un concurso de pesca.