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Las comarcas redujeron sus zonas de arbolado en 475 hectáreas en cinco años

Estos espacios se reconvirtieron sobre todo en áreas de cultivo o áreas artificiales para edificar -Los terrenos que se destinan a monte bajo aumentan en más de 52 hectáreas

Los Sobreirais do Arnego son uno de los referentes de suelo arbolado en Deza. // Bernabé

La escasa rentabilidad de la madera y la necesidad de disponer de suelo cultivable con el que recortar los gastos de producción de las explotaciones ganaderas explican la gran pérdida de terreno arbolado en Deza y Tabeirós-Montes. Un estudio de la Consellería de Medio Ambiente, difundido el año pasado, sobre los usos del suelo por municipios desvela que en tan sólo cinco años las masas arbóreas en la zona se recortaron en 475,5 hectáreas, mientras que aumentan las superficies destinadas a suelo artificial, cultivos, cobertura de agua o matorrales. Es una tendencia que se repite a nivel gallego.

Pero volvamos a las zonas arboladas. La pérdida de estos espacios es común a todos los municipios, salvo en Forcarei (donde las plantaciones aumentan en 146,74 hectáreas) y Rodeiro (que gana bastantes menos, 2,95). Pero es que el aumento que muestra el municipio forcaricense no puede frenar la pérdida de 101,27 hectáreas en el concello vecino de A Estrada, ni las 428,85 que se talaron en Cerdedo-Cotobade. También son negativos los datos que manejan Agolada (con -6,37 hectáreas), Lalín (-24,34), Silleda (-29,70) y Vila de Cruces (con -34,66).

Si antaño la política forestal invitaba a que las tierras abandonadas se repoblasen con eucaliptos, ahora desde Medio Rural se prohibe esta especie (en buena parte de Lugo y Ourense, sobre todo), y desde Lalín el cuatripartito vigilará que no se plante en terrenos agropecuarios. Es más, los ganaderos necesitan base territorial, ya no solo para reducir costes, sino también para acceder a las ayudas de la PAC, orientadas ahora hacia una agroganadería sostenible. De ahí que aumenten las tierras de cultivo, que crecen en toda la zona en 110,66 hectáreas. En esta categoría no es Forcarei, sino Rodeiro, el municipio protagonista, al manifestar un incremento en estos terrenos de nada menos que 243,05 hectáreas. La carga ganadera de este municipio es más que conocida, igual que la de Lalín (que cuenta ahora con 4,81 hectáreas más para cultivos) y Silleda (que gana 13,68). El resultado también es positivo para el recién fusionado Cerdedo-Cotobade, con 8,92 hectáreas, y en Dozón, con 6.15. Sin embargo, en el polo opuesto queda claro hasta qué punto el sector primario padece del abandono: Agolada, recorta sus suelos de cultivo en 12,90 hectáreas, A Estrada en 68 y Forcarei, en 0,85, mientras Vila de Cruces cede el valor más alto, 78,05.

En los usos del suelo, a la hora de hablar de incremento, el que se impone es el terreno artificial. Esta categoría se refiere a las superficies que se destinan a edificaciones, zonas verdes y arbolados urbanos o lagunas artificiales, así como áreas de aparcamiento, zonas peatonales, suelo no edificado o áreas de vertidos. Pues bien, a escala global este uso aumentó en 297,43 hectáreas. La subida es espectacular en Lalín, que gana 213,26 hectáreas, secundado por Silleda, con 127,11, y A Estrada, con 37,93. Forcarei también muestra un resultado positivo, con 19,11 hectáreas más de suelo artificial, al igual que Cerdedo-Cotobade, con poco más de 5. Sin embargo, se producen recortes de suelo artificial en Agolada (que pierde 11 hectáreas), Dozón (-5,27), Vila de Cruces (-13,81) y Rodeiro (con -80,58).

También es cierto que aumenta la superficie calificada como matorral. Ello puede deberse a que crecen los terrenos que quedan incultos o a que no se reforestan zonas arboladas tras una tala. Sea como fuere, en cinco años esta superficie sube en 52,03 hectáreas, y la cifra logra contenerse gracias a que se recorta este monte bajo en Forcarei (que baja la cifra en 175,29 hectáreas), Lalín (pierde 166,16), Rodeiro (baja 190,11) y Silleda (con 98,23 menos). Pero es que vuelve a pasar lo mismo: en municipios con menos carga ganadera, gana terreno el matorral. Así es que Agolada suma 42,75 hectáreas, Cerdedo-Cotobade aporta 480,28 y A Estrada, 118,27. Dozón tiene también un aumento de la superficie de matorral, pero bastante más modesto: 5,95 hectáreas más.

Cobertura de agua

El informe quinquenal de Medio Ambiente incluye en las categorías de uso de suelo la denominada 'cobertura de agua', que se refiere a zonas pantanosas o turberas, en el caso de las comarcas del norte pontevedrés. Estos suelos se ampliaron en 119,39 hectáreas. Destaca el aumento en Vila de Cruces, en 67,75 hectáreas, y en Agolada, en 49,51. Puede decirse que ello se debe a los efectos del pantano de Portodemouros, o bien al rellenarse los lagos de antiguas minas, porque las cifras son realmente simbólicas en municipios como A Estrada (con 0,35 hectáreas) o en Cerdedo-Cotobade (con 1,81). En Lalín baja en 0,03 hectáreas, y en los demás municipios la variación es nula.

Por último, los terrenos sin vegetación (que incluyen áreas ardidas, rocas o suelo desnudo) pierden 123,92 hectáreas, lo que supone una buena señal en cuanto a la recuperación de zonas afectadas por incendios. Estos terrenos sin vegetación solo aumentan en Dozón (6,10 hectáreas más), A Estrada (12,71), Forcarei (10,29) y Rodeiro (24,69). El recorte en este uso se debe a los notables descensos que registran Agolada (que cede 61,98 hectáreas), Cerdedo-Cotobade (con 67,24 menos), Lalín (-27,55), Silleda (-12,87) y Vila de Cruces (con -8,07).

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