Alumnos de 3º y 4º de ESO y de 1º y 2º de Bachillerato del Colegio Plurilingüe María Inmaculada de Silleda asistieron ayer a una charla-coloquio en el salón parroquial Santa Eulalia acerca de las posibilidades de Canadá como destino académico y laboral para los jóvenes. El encargado de impartir la conferencia fue el silledense Santiago Uzal Sánchez, afincado en el país de América del Norte, donde trabaja en una de las más importantes universidades.
-¿En qué centró su conferencia a los estudiantes de su tierra?
-Yo soy ahora el director de mercado de la universidad más prestigiosa en inglés de todo el Canadá, y lo que pretendí era enseñarle a los chicos lo que es Canadá como país y mostrarlo como un destino educativo muy importante para desarrollar su inglés y para crecer en un mercado tan competitivo como el que tenemos hoy en día. Hay una gran cantidad de empresas que buscan personas que dominen el inglés y experiencia internacional.
-En Europa existe la impresión de que en Canadá se vive muy bien, ¿es cierta esa fama de país acogedor que tiene la nación?
-Sí lo es, y no tiene nada que ver con Estados Unidos. Canadá es la versión americana educada y sin armas, distinta a Estados Unidos. Allí la calidad de vida es muy alta, se vive muy bien porque el paro es muy bajo, está en un 5,6 por ciento siendo con unos 37 millones de habitantes en el segundo país más grande del mundo en extensión. En España tenemos 48 millones y somos 19 veces más pequeño en tamaño que Canadá. Canadá tiene justo al lado un gran consumista como es Estados Unidos, lo que genera una capacidad importante de trabajo y hay muchos mercados diferentes. La energía es un mercado muy importante, la economía es otro porque yo vivo en Toronto y allí todos son bancos.
-¿Dónde radica el éxito del sistema de vida canadiense?
-Hay que tener en cuenta que la vida en Canadá sigue el sistema anglosajón en el que se trabaja a tiempo continuo, de siete y media de la mañana u ocho a cinco de la tarde, con una comida o lunch de media ahora o tres cuartos de hora en el mismo trabajo, y con importantes derechos como trabajadores. Lo mejor de España es su comida y la familiaridad que somos, que es lo que más se echa de menos en Canadá, pero en la calidad de vida existe un abismo entre las dos naciones. Por ejemplo, el permiso de maternidad de una mujer canadiense es de un año, mientras que en España son apenas tres meses. Algo que me impresionó mucho fue que en Canadá están prohibidos los currículos con foto para no discriminar por ser más o menos guapo y porque tampoco puedas discriminar por género. Hay una serie de cambios culturales que cuesta asimilar, pero que en ciertos aspectos son mucho mejores, aunque yo me sigo considerando muy orgulloso de ser español.
-¿Es verdad que se pagan unos sueldos muy altos en los empleos?
-Como te digo, es un sistema diferente. El salario mínimo canadiense varía por provincias, pero en la provincia de Ontario, que es donde yo vivo, es de 11.50 la hora y eso sin contar propinas porque en el sector servicios son el doble. 18 o 20 dólares canadienses al día son los de un salario normal de una persona que trabaja en la hostelería como recepcionista.
-La llegada de Trump a la Casa Blanca hizo pensar en grandes movimientos migratorios hacia el norte, ¿estaría preparada Canadá para recibir a tanta gente de repente?
-Sí se habla de ello. De hecho, el día que se confirmó la victoria de Donald Trump la página del departamento de migración canadiense se llegó a colapsar. Es una realidad, pero no sólo por el tema de Trump, lo es porque el gobierno canadiense ahora es muy puntero. La política canadiense es admirada en todo el mundo en este momento. No importa lo mala que pueda ser la estadounidense, lo que importa es que la de Canadá está siendo muy buena a todos los niveles, y está siendo reconocida como tal.
